Tres damas, de más de una veintena que el pasado año fueron víctimas de una alegada mala práctica por parte de dos doctoras, acudieron ayer al Palacio de Justicia, a fin de instrumentar el expediente acusatorio contra las imputadas, detenidas en la Fiscalía.

Deyanira Gómez, Vivian Bueno y María Peña acudieron al Palacio de Justicia, en compañía de sus defensores Danilo La Paix y René del Rosario, donde explicaron el “calvario” por el que han pasado luego de que las supuestas expertas Pamela y Laura Stefani, les hicieran una hidrolipoclasia aspirativa, procedimiento para extraerles grasas del abdomen y agrandarles los glúteos.

Vivian Bueno dijo que el daño que recibieron no sólo fue físico, sino psicológico, ya que se horrorizan de las mutilaciones que presentan sus cuerpos, lo que ha provocado que perdieran sus parejas, empleos, y hasta sus hijos se asustan cuando las ven desnudas.

“Yo he perdido mi paz, mi tranquilidad; después que pagamos casi 100 mil pesos por ese procedimiento, perdí mi pareja; cuando mis hijos me ven se asustan y me preguntan que si me duele”, explico entre sollozos María Cruz.

El abogado de las dos víctimas, Danilo La Paix, indicó que ayer que instrumentarían el expediente acusatorio por ante el Tribunal de Atención Permanente, donde se le conocería medida de coerción a las imputadas. Denunció que estas estaban ejerciendo, pese a que su clínica fue cerrada en junio pasado.

El abogado de las hermanas Stefani, Juan Anico, defendió que ellas estuvieran ejerciendo, pese a que su caso estaba siendo investigado por la Fiscalía desde el año pasado, y su clínica había sido cerrada. Aclaró que estas no estaban impedidas de hacerlo por ningún tribunal y tenían su exequatur al día.

La coerción a las doctoras fue aplazada para el martes 23 a petición de los abogados de la defensa.

Desde noviembre Vivian está en un calvario

El año pasado, la nutrióloga Pamela Stefani le prometió a Vivian Bueno, que con la “hidrolipoclasia aspirativa” ella quedaría como nueva y regresaría al otro día a su trabajo, pero el calvario de Bueno y otras víctimas empezó ese día, ya que aunque confesó que pagaron entre 65 y 75 mil pesos a Stefani, más otros 30 mil en medicinas y recuperación, quedó mutilada y destruida.

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