Debo recurrir a la historia para poder fundamentar este artículo, pues las nuevas tendencias de la Educación han sido tantas, y tan efímeras, que quizás muchos han olvidado características que tenían el único propósito de crear unas medidas acordes con las necesidades, estilo de aprendizaje e inteligencia del alumno.

El primero de estos casos era el tipo de formación que recibían los estudiantes de Educación y futuros docentes. La formación Primaria se dividía entre Normal Rural y Normal Urbana, lo de Normal es una cuestión Hostosiana que estudiaremos en otra entrega. ¿Por qué la clasificación de lo Urbano y lo Rural? Una razón: Se formaba a un ciudadano acorde a sus intereses, necesidades y estilos de aprendizajes. El niño del campo tenía que aprender Agricultura, Horticultura, Ganadería y áreas afines. Eso lo hacía adherirse a su entorno al cual defendía, sin mudarse del mismo. El de la ciudad, por otro lado, recibía un esquema formativo más parecido a su vida citadina y se personalizaba su formación, que es lo que debería estar pasando ahora.

Un caso más para dar mayor peso a lo que escribo. En las zonas cafetaleras se iniciaba el año escolar en enero para dejar asociar al niño con el estilo de vida de cultivos del café y hacer una asociación de él con su medio, no para someterlo al trabajo. Ha de saberse que el ser humano es fruto de su entorno y de él construye su concepto de relacionarse con todas las instituciones con las que convive, siendo el Estado y la Familia las de mayor peso. Por eso el cultivo del tabaco sólo creó ciudadanos con espíritu y pensamiento democráticos.

La solución al problema de altos niveles de deserción de los jóvenes al Sistema Educativo Dominicano hoy es tratar de consensuar un currículum con la suficiente flexibilidad que se parezca a las necesidades, estilos de aprendizajes e intereses de los docentes.

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