El año pasado la producción de mangos del país alcanzó 34,314 toneladas, según el Ministerio de Agricultura (MARD). Con relación a la del 2007, muestra un crecimiento acumulado de 36% en los últimos diez años, para un crecimiento anualizado de 3.1%, muy moderado para un país que aspira a ingresar con seriedad y firmeza al mercado global de esta fruta.

Nadie está planteando que sembremos todo el país de mangos para ingresar al Top 15 de los productores mundiales liderados por India con 19.5 millones de toneladas en el 2017, y en América Latina y el Caribe por México (1.9 millones), Brasil (1.0), Haití (0.67), Cuba (0.42), Perú (0.38) y Colombia (0.32). Sorprende ver que la producción estimada por la FAO para Haití en el 2017, fue de 670,878 toneladas, 20 veces la nuestra. Está claro que no estamos sembrando lo suficiente.

Según el MARD, en el 2017 exportamos US$19.6 millones en mangos, equivalente a unas 17,192 toneladas, es decir, el 50% del total de la producción de ese año. Haití, a pesar de haber producido 20 veces más mangos que nosotros y de que su variedad Francisque es muy apetecida en el mercado mundial, apenas exportó US$12.3 millones en el 2017, registrando una fuerte baja con relación a los US$33 millones que exportó en el 2016.

No está claro cuánto realmente estamos exportando. Los países que importan mangos dominicanos indican que el valor de sus importaciones es mucho mayor que el registrado por nuestras aduanas (DGA), el MARD y Naciones Unidas (UN Comtrade) como exportaciones de mangos del país. En el 2016, la DGA registró exportaciones de mangos por US$18.0 millones, el MARD por US$20.2 y UN Comtrade por US$18.4. Los países que importaron mangos de República Dominicana afirman que nos compraron US$32.1 millones. El dato espejo de las importaciones de nuestros compradores de mango no refleja adecuadamente lo que nosotros tenemos registrado como exportaciones hacia ellos.

Pero no nos desviemos por esta disparidad de 78%. A diferencia del aguacate, República Dominicana está exportando un porcentaje considerable (50%) de su producción anual de mangos. Como señalamos, 17,192 de las 34,314 toneladas que produjimos el año pasado fueron exportadas. Ese indicador compara bien con el 47% de Ecuador, 20% de México y 16% de Brasil. Solo Perú (62%), en la región, exhibe un coeficiente de exportación mayor de mangos que República Dominicana.

Eso no quiere decir que no hay espacio para aumentar las exportaciones de mangos a través de intervenciones que permitan elevar significativamente la disponibilidad de sistemas de refrigeración, unidades adecuadas de transporte y estaciones de almacenamiento; mejorar los bajos índices de registros de actividades realizadas y de utilización de sistemas de codificación para las frutas comercializadas; elevar el bajísimo nivel de atención que se pone en el cuidado de la calidad del agua de operación, el control de plagas que afectan la calidad de la fruta acopiada, la salud de los empleados y el control de la limpieza de facilidades sanitarias, todo lo cual termina afectando la calidad de la fruta y, en consecuencia, generando pérdidas significativas de fruta en las fases de pre y pos cosecha.

Sería necesario elevar los rezagados niveles tecnológicos empleados en las fincas de los productores de mango, los cuales impactan negativamente en la competitividad, dando lugar a deficiencias de calidad que reducen la aceptación del mango dominicano en los mercados internacionales. Pocos productores realizan análisis de suelos. Solo la mitad, según encuestas a productores, realiza inducción floral, y muy pocos disponen de un plan de manejo de las plantaciones. No se presta mucha atención a la forma de realizar la cosecha: pocos utilizan equipos mecanizados, tijeras para cosechar o escaleras.

Las empacadoras reportan niveles relativamente elevados (18%) de rechazo de frutas para exportación, luego de su llegada a las plantas de empaque. Entre los motivos de rechazo de frutas para ese mercado están los daños por golpes y la existencia de signos o manchas físicas en estas.

Muchos productores no están acogidos a las normativas de calidad e inocuidad del mango destinado a la exportación. Pocos han certificado su finca en normas aceptadas internacionalmente como GlobalGap, BPA (Buenas Prácticas Agrícolas), o BPM (Buenas Prácticas de Manufactura). La situación es más grave en el caso de los acopiadores; casi la totalidad de ellos no ha abordado el tema. Solo en las empacadoras se advierte un creciente compromiso con las normas de calidad.

Para alcanzar exportaciones de mango de US$200 millones en diez años, será necesario aumentar las áreas sembradas y el rendimiento. Las encuestas y censos realizados revelan el predominio de fincas de menos de 50 tareas (3.14 hectáreas) en las cuales, en ocasiones, se produce mas de una variedad por finca. Se estima que en el país tenemos entre 1,200 y 1,500 plantaciones de mango, reflejando una gran atomización. Pero esto no debería constituirse en una restricción. En muchos países que han logrado convertirse en grandes exportadores de mango, como Perú, la producción está bastante atomizada: 28,000 hectáreas en manos de 14,000 productores.

El Gobierno ha prometido apoyo a los pequeños productores de mango para que puedan aumentar la producción y el rendimiento. Eso está bien. Convendría, sin embargo, tener por lo menos una docena de grandes productores comprometidos con el uso de tecnología apropiada y las normas de calidad que demanda la exportación. Necesitaríamos más empresas acopiadoras, empacadoras y exportadoras que aseguren un mercado a los pequeños productores y presten la asistencia técnica necesaria para mejorar el manejo pre y pos cosecha de una fruta que no tiene mucha vida pos cosecha. Podemos producir y exportar más mangos. Buen nicho para alianzas público privada.

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