En esos momentos difíciles, en tiempos de adversidad, cuando las cosas dejan de ser lo que fueron, cuando nuestros pasos han tomado un camino equivocado, cuando comprendemos que hemos tomado la peor decisión y, peor aún, cuando al fin reconocemos el valor de lo que hemos perdido por nuestra propia insensatez, es inevitable desear volver atrás.

Pensamos y nos torturamos tratando de situarnos en el ayer que ya se ha ido, y que no importa qué tan hermoso haya sido, no volverá jamás.

Cerramos los ojos añorando lo que fue, así lo volvemos a vivir, nos sentimos en ese momento que ya
terminó. No queremos despertar.

En la evocación nos trasladamos a ese lugar, volvemos a disfrutar de esa presencia que hoy solo es ausencia. Una sonrisa, mezcla de felicidad y satisfacción se dibuja en nuestro rostro.

Pero debemos abrir los ojos, volver al hoy y el ahora, despertar a la realidad por dura que sea. Es tiempo de aceptar que lo pasado en el pasado está.

Algunos dicen que a todo se acostumbra uno, quizás es verdad, pero definitivamente a lo bueno nada cuesta acostumbrarse, lo que no aceptamos y nos resistimos a asumir es lo que nos es desfavorable. A lo que no es bueno cuesta mucho acostumbrarse.

Todos tenemos lugares, momentos y tiempos a los que quisiéramos volver, personas a las que desearíamos volver a ver y con las que nos gustaría volver a hablar, aunque fuera solo una vez, pero eso se opone a todas las reglas de la lógica y la razón.

Mirando atrás, volviendo la vista hacia ese maravilloso ayer, que tantas alegrías y satisfacciones nos regaló, dejamos escapar el presente, nos perdemos de lo que el hoy nos ofrece, no notamos lo mucho que nos entrega el ahora, olvidamos que hace apenas unos días, ese ayer que tanto anhelamos era el hoy que ahora desperdiciamos.

No está mal recordar las etapas hermosas de nuestras vidas. Es más, conozco y sé de miles de personas que aseguran que solo recuerdan los tiempos buenos, los gratos momentos, los malos los borran, como una forma de solo dar cabida a lo positivo y desechar lo negativo y todo aquello que les produzca un mal recuerdo.

Lo que sí está mal, es desperdiciar las oportunidades que brinda el presente pensando que estabas mejor y que eras más feliz en el pasado.

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