Latinoamérica, más visible en la industria del cine

Cannes, francia. Tras el éxito de su película El abrazo de la serpiente, nominada a los Oscar del 2016 como mejor película extranjera, los colombianos Ciro Guerra y Cristina Gallego recibieron aplausos y ovación en Cannes con su última película Pájaros de verano.

Cannes, francia. Tras el éxito de su película El abrazo de la serpiente, nominada a los Oscar del 2016 como mejor película extranjera, los colombianos Ciro Guerra y Cristina Gallego recibieron aplausos y ovación en Cannes con su última película Pájaros de verano.

La historia se desarrolla en la época de la llamada ‘bonanza marimbera’, cuando el lucrativo negocio de la venta de marihuana a Estados Unidos fue un presagio de lo que marcaría a Colombia por décadas.

Los directores conjugan una visión crítica y a la vez respetuosa de las etnias indígenas con el drama y la violencia del narcotráfico, no solo en las sociedades tradicionales, sino también en el centro de unión familiar.

Con Guerra y Gallego conversamos tras su proyección en Cannes, y explicaron qué los movió a realizar esta película. “Hace 10 años hicimos una película en esa región (La Guajira), que se llamó Los viajes del viento, y nos dimos cuenta de que había una historia que no se había contado sobre el origen de lo que luego se convertiría en este gigantesco problema para Colombia y el mundo entero. La idea de ver cómo una sociedad tan tradicional como la Wayuu se involucra en este problema de una manera tan ingenua nos parecía un escenario fantástico para el drama. Se trata de una sociedad matriarcal, en donde las mujeres tienen una voz muy fuerte y en donde su relación con el mundo de los sueños y la naturaleza nos daba material para una película con elementos de película de gangsters, de western, de tragedia griega, del universo de García Márquez”, detallan.

Consultados sobre cómo analizan el problema del narcotráfico, Gallego apunta directamente a las ironías de la lucha contra ese flagelo. “El narcotráfico ha evolucionado y se ha perfeccionado de una manera que nosotros, en superficie, no entendemos. Cuando uno sabe que su cuenta es fiscalizada y cada vez que le giran 10 mil dólares hay una intervención del Estado, entonces viene la pregunta de cómo se mueven estas cantidades de dinero y por dónde se mueven”, observó.

Guerra, por su parte, desempolva una de las imágenes más recurrentes, pero negativas, de las últimas décadas sobre su país y dispara con certeza. “El narco ya no es un problema solo de Latinoamérica, sino mundial; es un modo de ingreso de un mercado gigantesco que no mueve solo droga, sino personas, armas y que permite que se sostenga un sistema financiero que ya no es sostenible por sí mismo. Hoy, los mayores beneficiarios del negocio del narcotráfico no están en Latinoamérica, ya son completamente legales”, manifestó en la entrevista.

Orgullo latinoamericano

La Quincena de Realizadores de Cannes, una sección paralela del Festival de Cine de Cannes, y cuyo origen se remonta a 1969, contempló este año durante su 50 edición un homenaje a Martin Scorsese, y al igual que ocurrió con la apertura de la gala inaugural, los bombos se los llevó una película iberoamericana.

Para Gallego “hay un interés grande, no solo en la Quincena, sino en el cine en general. Es la apertura y la mirada hacia Latinoamérica, en donde hay un cine que es muy refrescante para el mundo”. Y Guerra va más allá, lo atribuye casi a una reivindicación de visiones que fueron invisibilizadas durante años. “Fue un honor inmenso que nos hayan invitado a inaugurar la Quincena, es un espacio en donde habíamos estado con nuestra película anterior. Es un espacio de gente que ama al cine y que es más que la alfombra roja, en donde realmente encontramos un público apasionado muy estimulante. Estar en la edición número 50 en la que confluyen grandes cineastas de todo el mundo, es el mejor escenario para presentar nuestra película.

Escena de la película “Pájaros de veraano”.

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