Andrés: un peluquero que busca la innovación

Andrés Villa es un peluquero experimentado al que nunca le faltan clientes. Llegó a Santo Domingo en 1995,

Salió de Salcedo en 1995 y desde entonces se ha movido en el mundo de la barbería, hasta lograr poseer la suya

Andrés Villa es un peluquero experimentado al que nunca le faltan clientes. Llegó a Santo Domingo en 1995, procedente de Salcedo y desde entonces ha hecho de la actividad una plataforma de sustento para él y su familia.

Es el propietario de D’ Andrés Peluquería, pero colocarse en el sitial que tiene hoy no fue una tarea fácil. Ocho de los 23 años que lleva residiendo en la capital, los pasó moviéndose de un empleo a otro dentro del ramo al que pertenece, hasta que finalmente pudo independizarse y “poner tienda aparte”.

“Un ingeniero me ayudó a salir del campo y me preguntó qué me gustaría trabajar aquí en la ciudad, si sastrería o peluquería. Me incliné por la segunda”, rememora Andrés, en una conversación que transcurre a media mañana en su local. Son más o menos las 11:35 antes del meridiano, pero ya por las manos de Andrés han pasado varios clientes. Unos han ido a darse un corte de pelo con tijera, otros lo prefieren con “abejón” y algunas han llegado a depilarse las cejas. Andrés no es un peluquero del patio. Es un peluquero de esos que terminaron yendo a una academia después de haber dado los primeros cortes de aprendiz. “Para entonces (en 1999), el curso que realizó le costó 16 mil pesos.
Actualmente, el mismo curso cuesta 4,000 dólares, es decir, unos 196 mil pesos dominicanos, si se calcula el cambio a la tasa actual. “Pero debo decirte que haber trabajado en Salón Imágenes fue para mí una escuelita. Ahí había un peluquero muy bueno. Fue luego de que trabajé en otro salón que me decidí estudiar esto”, explica.

Andrés está ubicado en la calle Cecilio del Valle número 1, en el ensanche Honduras, Distrito Nacional, y tiene los teléfonos 809-274-5416 y 809-850-2724. Aprovecha su local para comercializar cuadros de pinturas, esculturas y productos de belleza. “Es una forma de darle valor al negocio y de tener otras opciones de ingresos”, le dice Andrés a elCaribe.

Asegura que su clientela es alta. Un significativo porcentaje de esta son mujeres. Desde su punto de vista, en la peluquería es importante mantenerse innovando y realizando cambios. “Los clientes son cada vez más exigentes y hoy día resulta más difícil trabajar esto, precisamente porque el público exige más”, indica.

¿Y es rentable el oficio; se puede vivir de esto?, pregunta este diario. La respuesta de Andrés Villa es que sí. “Y en mi caso, tengo claro cómo manejar el dinero. Otro elemento que me suma es que el trabajo de depilación tiene una cotización más alta. Y tengo muchos clientes que vienen a depilarse”, agrega el peluquero. Andrés tiene tres hijos.

El corte de pelo cuesta 300 pesos y si incluye afeitada entonces cuesta 450. El oficio de peluquero suele ocupar mucho tiempo y a menudo se corre el riesgo de acarrear complicaciones de salud, atribuidas, en gran manera, al hecho de permanecer tanto tiempo de pie. Andrés se toma libre el día martes de cada semana. “Es una labor intensa, aquí siempre llega gente y eso se debe a las buenas referencias que la gente da sobre mí. No me ha ido mal, gracias a Dios y a mi clientela. Si el cliente no tiene completo el dinero cuando me visita, te aseguro que no se va sin el corte”, dice Andrés.

Y agrega: “Cada día trato de hacer que las cosas mejoren”. El local que tiene Andrés es alquilado, pero aspira a poseer pronto el suyo. D’ Andrés Peluquería tiene una empleada los días de semana y dos los fines de semana, dedicadas especialmente al cuidado de pelo de las mujeres. Una de ellas es Jenny Ramos. “Pero también estoy buscando una manicurista hace varios meses, que pueda hacer rolos y no la encuentro. La necesito para dar un servicio más completo”, dice.

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