En 1927, la revista científica y gremial Tribuna Médica destacaba la inscripción como miembros de la Asociación Médica Dominicana a los doctores:

En Santo Domingo, Salvador Gautier, Arístides Fiallo, Viriato Fiallo, José Dolores Alfonseca, Rodolfo Coiscou, Octavio del Pozo, Heriberto Pieter, Pedro Eugenio de Marchena, Ramón de Lara, Heriberto Valdez, Manuel Perdomo, Armando Sención Matos, Miguel Pardo, Jacinto Mañón, Antonio Elmúdesi, Mario Mazara, Parmenio Troncoso, Fernando Arturo Defilló, Alejandro Cabral, José De Pool, Alejandrino Martínez, Antonio Calderón, Porfirio Dominici, Miguel Hernández, Emilio Rodríguez Oca, Carlos Regús, Braulio Alardo, Silvestre Núñez, Alberto Gautreau, Manuel María García Gautier, Ernesto Cruz Ayala, Gerard Martín Ellis, Alcídes García Lluberes, Manuel Creales, Fabio Mota, Arturo Damirón, Armida García de Contreras, Gastón Landais. La mayoría de estos médicos ejercían en sus clínicas privadas, ya que como centros de salud pública solo existían el Hospital Padre Billini y el Hospital Nacional, antiguo Hospital Militar. Las clínicas privadas ofrecían servicios a toda la población, incluyendo a los pacientes de menos recursos. Clínicas como la del Dr. Rivero, luego adquirida por el Dr. Antonio Elmúdesi, ofrecían todos los servicios y además entrenaban personal, como el caso del Dr. Arturo Damirón Ricart.
En Santiago ejercían los doctores Narciso Alberty, Emilio Ginebra, Arturo Grullón, Fernando Grullón, Fernando Pizano, Roberto Sánchez Sanlley, Abel González Quesada, Juan Alba Luna, Gerard Ellis Cambiaso, Vicente Grisolía, y la doctora Mercedes Heraux. El Hospital público era el Hospital San Rafael, que luego daría lugar al Hospital Jose María Cabral y Báez.

En Barahona, los doctores inscritos eran Francisco Cuello y Barón González. Y en la vecina ciudad de Azua, se inscribieron los doctores Simón Striddels y Blázquez Manchola. Striddels, quien hizo una gran labor en aquella ciudad, era un “autorizado” ya que no había cursado estudios universitarios, y Blazquez Manchola era un médico español autorizado tras presentar sus papeles por El Juro Médico. En San Juan de la Maguana, el Dr. José Arcadio Rodríguez. En San Pedro de Macorís eran los inscritos, los doctores Luis Eduardo Aybar, Ignacio González, Alejandro Coradín y Manuel Mallén. En La Romana, el Dr. Teófilo Hernández. En El Seibo, los doctores Livio Sánchez y Antonio Hernández. Y en Higüey, los doctores Amable Botello, Santiago Castro V., Celio Struch y el Dr. Soto.

En Sánchez, se inscribieron el Dr. Benjamín Maldonado y el Dr. Martínez. En Samaná eran el Dr. Manuel Morillo y el Dr. Rafael Onofre Marmolejos. En Bonao, el Dr. José Regús aparece inscrito en la AMD. En La Vega estaban los doctores Manuel Morillo, Wenceslao Medrano, José González, Rafael Castro y Anecto González. En San Francisco de Macorís estaba el Dr. A. Castellanos. En Puerto Plata ofrecían sus servicios los doctores Rafael Abreu, Julio Senior, Antonio Tejada, César N. de la Cabada, y el Dr. Vásquez.

En la ciudad de San Cristóbal ejercía el Dr. Miguel Brioso. En Salcedo estaban los doctores Ángel Cordero, Carlos Guzmán y Víctor Rodríguez. En Pimentel, el Dr. Luis Valdez. Y en San José de Ocoa el Dr. Rafael Roca.

Solo 88 médicos aparecían inscritos en la Asociación Médica Dominicana, que constituían aproximadamente la mitad de los médicos en el país. En toda la zona Sur y fronteriza, sólo cinco de los médicos radicados allí pertenecían a la Asociación. Por la Ley de Sanidad de 1919, la Secretaría de Sanidad tenía la autorización para emitir los permisos para el ejercicio de las profesiones médicas. En 1927 se otorgaron siete permisos de médicos, uno de farmacéutico, cuatro de dentistas y dos de comadronas. En este período se trató de cancelar los permisos fraudulentos o ilegales del ejercicio de las profesiones médicas.

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