La región caribeña produjo un archivo de información acerca de sus recursos y posibilidades de desarrollo e inversión, fácilmente consultable en las páginas de la revista. Pero la imagen construida con esa información no sustituyó ni opacó en el imaginario del público lector la percepción que la revista quería difundir acerca del territorio de Estados Unidos, The land of the best. Laura Muñoz.1

Continuamos con el interesantísimo libro de la amiga Laura Muñoz. Este segundo capítulo titulado “De la guerra hispanoamericana a la intervención de las islas”. Este capítulo abarca los años comprendidos entre 1898 a 1916. En ese período se publicaron quince artículos que incluían fotografías. El primero estaba dedicado a Cuba y los últimos abordan la intervención militar en Haití y República Dominicana. “El primero señala la entrada de Estados Unidos a la región y el último demostraba los resultados de su labor en los primeros años del siglo XX, como bien lo explica Laura en las primeras páginas del capítulo:

“La imagen que abre la narración visual presente en la secuencia de artículos es la de un militar, el comandante del Maine, Charles D. Sigsbee. Un retrato oficial. La última es una escena situada en Haití que muestra una mujer negra cocinando al aire libre y prácticamente en el piso. En el pie de la foto alude a la indiferencia y falta de higiene prevaleciente, situación que justifica el esfuerzo realizado por Estados Unidos para educar la población y para erradicar esas condiciones deplorables. En el conjunto, el relato se centra en la intervención estadounidense y en las circunstancias que la explican. En todos los artículos el uso de la fotografía ya es un sello de revista. Gran parte de las más de 150 imágenes que ilustran ese relato ocupan la página completa. La narración visual lleva el lector a testiguar ese empeño que se inicia con la ayuda de Cuba y termina con lo que se logra de Haití y en Santo Domingo, como se llama a la República Dominicana en esa época.”

El artículo que abría ese periodo se preparó para la edición especial que apareció en mayo del 1898. Se trataba de un número casi monográfico que fue publicado en una especial coyuntura: la guerra hispano-americana, momento, dice la historiadora, con el que se inauguró una nueva etapa en la vida de la revista. En ese momento, National Geographic Review dejó de ser una publicación científica destinada para los escasos especialistas. Con este gran volumen se convirtió en una publicación masiva, es más, la de mayor circulación en todos los Estados Unidos.

En la edición dedicada a Cuba se presentaban una gran cantidad de imágenes. El artículo principal, nos explica la autora, era un texto que había sido escrito por Robert T. Hill, geólogo que laboraba en la oficina estatal que se encarga del reconocimiento del territorio, la United States Geological Survey. El ensayo en cuestión se presentó primero como conferencia dictada en la National Geographic Society. En este artículo, la isla de Cuba es presentada al gran público, en el que se abordaba desde su posición geográfica, pasando por la relaciones comerciales, hasta llegar a datos concretos que hablaban del territorio, la flora, el clima, los principales productos agrícolas y minerales hasta llegar a las vías de comunicación. También se hizo referencia a la población de la isla, diferenciando los extranjeros, los cubanos y los negros. Se hacía referencia también a la religión, la educación y la administración.

Como para ese momento la revista no tenía su propia producción de fotografías, las que se presentaron fueron facilitadas por funcionarios de la US Geological Survey. Así pues, dice Laura, “con ello, la revista se convierte en el vehículo que hace posible llevar esa mirada al público, y a través de esto, el público la comparte.” En el reportaje, aparecen hermosas imágenes de la bahía de “La Habana con El Morro a la derecha, los caminos flaqueados por las palmas reales, una panorámica de un campo de caña con un enorme central , una vista desde cierta altura de la bahía de Matanzas.”

Interesante es, como bien indicaba la autora, que cinco meses después la revista publicaba una amplísima argumentación sobre las razones por las cuales los Estados Unidos tenían tanto interés por Cuba. Un elemento importante es que en el Consejo Editorial de la revista todos sus miembros estaban vinculados al mundo oficial del Gobierno de Estados Unidos. Queriendo esto decir que la revista formaba parte del proyecto imperial norteamericano. Para un momento tan crucial en la expansión norteamericana en el Caribe, la National Geographic Society, cuyo presidente era Alexander Graham Bell en 1898, tenía la misión de educar al gran público sobre la política expansionista del gobierno. Un momento fundamental porque en ese año Puerto Rico pasó a formar parte de los Estados Unidos, gracias a un acuerdo con España:

La guerra Hispanoamericana resultó ser el acontecimiento que permitió la transformación de National Geography Magazine de boletín de ciencias naturales a impreso ilustrado atento a los acontecimientos políticos-económicos y sociales de interés. En la misma línea que lo dicho sobre Cuba y todavía en el marco de la Guerra Hispanoamericana, se publicó el primer artículo sobre Puerto Rico y el único sobre esa isla con fotografía.

Después de ese proceso en el que Estados Unidos se afincaba en el Caribe, se inició la Primera Guerra Mundial. El Caribe, y sobre todo el canal de Panamá, se inició la ocupación de la isla de Santo Domingo. En 1915 ocupó a Haití y un año después a la República Dominicana. “En abril de 1916, National Geographic le rinde un homenaje a su territorio con 32 páginas de fotografías a cuatro colores, más otras tantas en blanco y negro. La variedad de paisajes es impresionante, las tomas de áreas permiten mostrar la grandeza de las construcciones. A color y en blanco y negro se muestra el progreso, el desarrollo económico, la población. Para entonces, la revista tenía 500 mil suscriptores.”

Las ediciones sobre Haití y la República Dominicana querían demostrar y mostrar la gran ayuda del gobierno de los Estados Unidos a unas poblaciones atrasadas y necesitadas de su presencia. Pero en realidad, detrás de toda esta política había un interés imperial muy específico: la representación de la región caribeña como potencial económico y defensivo.

Lamentando que el espacio se haya agotado. Hasta la próxima.l
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Laura Muñoz, Fotografía imperial, escenarios tropicales. Las representaciones del Caribe en la Revista National Geographic, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora-Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología-El Colegio de Michoacán, 2014, p. 90.
Ibidem, pp.74-75
Ibidem, p. 76.
Ibidem.
Ibidem, p. 90.
Ibidem.

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