Al final de cada año, hacemos un inventario de las cosas que no logramos, e iniciamos con un nuevo proyecto para culminar las mismas y las metas a desarrollar en el que se inicia. Algunas de ellas son una evaluación médica, dietas para adelgazar y controlar la salud, así como también un mejor manejo financiero. Estamos en el séptimo mes del año. Es común repetir: “qué rápido se van los días”, “el tiempo no rinde” y, a una misma voz, como si se pusieran de acuerdo, la mayoría de los individuos no se cansa de decir que no aguanta el estrés del día a día. Metas y planes del inicio se van por la borda, ya que el tiempo no permite lograr los objetivos para una mejor calidad de vida. Es tiempo de vacaciones, donde familias salen del país, otras envían los hijos a familiares en el interior y otras deciden quedarse en la ciudad, llevando los niños al campamento o al esparcimiento, hasta donde ese tiempo les permite. En Europa se dan vacaciones colectivas en las empresas durante todo el mes de agosto, lo que les permite coordinar y preparar estadías con sus familias, a veces diferentes familias unidas, para darse el descanso y regresar con nuevas fuerzas y energías de trabajo.

Hoy quiero invitarles a aprovechar y darse unas verdaderas vacaciones, sin importar el lugar donde se encuentren, de algo que, no solo les arropa su tiempo, aleja de los cercanos, adiciona a veces angustia y estrés mayor que el trabajo, invade 24/7 y, lo que es peor, no se están dando cuenta. Estas son gratuitas, por tanto, están al alcance de todos y, más aun, ojalá pudiesen darse sus espacios de éstas durante todo el año. ¿De qué hablo? Las redes sociales. Si bien es cierto que dan información, no es menos cierto que desinforman, intoxican, se encargan de traernos en cualquier momento, incluyendo a nuestros niños, los actos de violencia ocurridos en los lugares más distantes del mundo, y procuran sutilmente dar la tarea de difundirlo. No me cansaré por este medio, al igual que hacía años atrás las advertencias de evitar violencia, de llevarlos a que se den cuenta de que se está cayendo en prisión, peor que en cualquier cárcel, de un fenómeno que ha traído, a nivel científico, nuevos trastornos patológicos y psiquiátricos. ¡Despierta!.

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