El hígado, un órgano vital que se debe cuidar

El hígado es el órgano más voluminoso de nuestro cuerpo y desempeña funciones vitales e indispensables.

Las várices esofágicas son unos de los males que afectan a este órgano. No producen dolor ni molestias, excepto cuando comienzan a sangrar

El hígado es el órgano más voluminoso de nuestro cuerpo y desempeña funciones vitales e indispensables. Toda la sangre que sale del estómago y los intestinos pasa por este órgano, el cual la procesa, la descompone y equilibra. Crea los nutrientes y metaboliza los medicamentos de forma que el cuerpo pueda usarlos sin que resulten tóxicos.

De ahí, la importancia de preservar su buen estado. Hacer ejercicios, llevar una dieta saludable, evitar el tabaco, ser moderados con el consumo de alcohol, son factores que influyen favorablemente.

La ingesta de café, chocolate negro y los medicamentos utilizados para bajar los niveles de colesterol en sangre, ayudan a prevenir ciertas enfermedades hepáticas.

Hay enfermedades que pueden llevar a la cirrosis, aun en niños, y derivar en varices esofágicas, una condición que puede llevar al paciente a la muerte si no es tratada a tiempo y, sobre todo, de manera adecuada.

¿Qué son las várices esofágicas?
La dilatación de las venas del esófago es lo que se conoce como várices esofágicas, que son similares a las várices en las piernas, explica el doctor Fernando Contreras, gastroenterólogo, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH), quien expuso sobre el tema en el XIII Congreso Nacional de Hepatología, que tuvo lugar recientemente en la ciudad de Cancún, México.

¿Qué las causa?
Las várices esofágicas pueden ocurrir por dos causas: daño en el hígado o un bloqueo, una trombosis de la vena porta, que puede ser independiente a una enfermedad del hígado.

¿Pueden relacionarse a una enfermedad hepática?
La mayoría de las várices esofágicas ocurren como consecuencia de una cirrosis, que es el estadio final de la inflamación crónica del hígado, lo que conlleva a la aparición de fibrosis. A medida que la fibrosis se va agravando, aparecen las várices.

¿Qué riesgo conllevan estas várices?
Una vez se desarrollan y a medida que se van agrandando, o que la enfermedad hepática se va poniendo más severa, las várices tienen el riesgo de explotar, es lo que se conoce como sangrado por várices, y el paciente se presenta vomitando sangre.

¿Qué pronóstico tiene el cuadro de sangrado?
Cada episodio de sangrado por várices tiene una mortalidad de un 20 por ciento.

¿Cuáles síntomas pueden alertarnos?
Las várices no presentan síntomas hasta tanto no sangren, por eso es importante establecer una estrategia de buscarlas antes de que sangren, y en eso consiste la política de escrutinio: cuáles son los pacientes con cirrosis a considerar para hacerle una endoscopia que determine si tienen várices. Entonces se necesita establecer una estrategia para prevenir el primer sangrado.
La forma más rápida para poder encontrar la presencia de las várices esofágicas es mediante una endoscopia digestiva. De este modo el médico podrá observar el interior del aparato digestivo. Con ello, no solo ve la presencia de varices, sino que, además, puede ver su grosor y medida. En el caso de que sean muy pequeñas, habrá que realizarse una revisión cada año para controlar su crecimiento.

¿Son hereditarias?
lNo. Sin embargo, existen enfermedades hepáticas hereditarias que llevan a una cirrosis que sí pueden llevar a padecerlas.

¿La incidencia es mayor en hombres o en mujeres?
Depende de cuál sea la causa de la cirrosis. Por ejemplo, hay enfermedades como la cirrosis biliar primaria, más común en las mujeres; en ese caso, las várices serán más frecuentes en ellas.

¿Guarda relación con la edad?
lNo necesariamente guarda relación con la edad, sino con la enfermedad hepática. Hay niños, por ejemplo, que desarrollan cirrosis, quienes estarán expuestos, independientemente de la edad, a padecer de várices esofágicas.

Tratamiento
Dependerá de la etapa. Como prevención primaria hay dos opciones: una es betabloqueadores no selectivos, una medicina que tiende a disminuir la presión portal y, por tanto, a reducir la posibilidad de sangrado, dependiendo del grado de la hipertensión. La otra opción es a través de un endoscopio, colocar unas banditas a las várices, de forma tal que las hace desaparecer, básicamente porque la banda rompe el flujo de sangre.

¿Cuáles pueden considerarse signos de riesgo elevado?
La complicación mayor es el sangrado y este puede llevar a la muerte. Las várices que están a riesgo de sangrar son tres: las que se consideran grandes, las varices pequeñas con puntitos rojos encima o las pequeñas en pacientes con enfermedad hepática muy avanzada. A esos pacientes deben dárseles beta bloqueadores no selectivos, o ligarlos, todo dependerá de cada caso.

Prevención
No hay medicamentos que actúen de manera directa para prevenir las várices. La estrategia de prevención consiste en el tratamiento de la enfermedad de base. Si se trata de un hígado graso, bajar de peso, hacer ejercicio, evitar la ingesta de grasa, lípidos, evitar el alcohol, es lo recomendable. Si el paciente presenta un exceso de hierro debe disminuir su concentración. La estrategia de prevención está dirigida a disminuir el avance de la enfermedad hepática, que es la que va a llevar al avance de la hipertensión portal y esta, a su vez, a la formación de las várices.

Hábitos saludables para evitar las enfermedades hepáticas
Evitar el tabaco y el exceso de alcohol. El alcohol de por sí puede llevar al paciente a padecer de una cirrosis alcohólica, ya que esta sustancia potencializa cualquier enfermedad hepática. Si se padece hepatitis B o hepatitis C, la ingesta de alcohol hará que la enfermedad avance más rápido. Lo mismo sucederá si tiene un hígado graso.

¿Qué incidencia tienen las hepatitis virales en la salud?
lLas hepatitis virales representan hoy día la séptima causa de muerte. Mueren más personas a causa de hepatitis virales que de sida, tuberculosis y de malaria. Por eso, se recomiendan las vacunas para el caso de la hepatitis B, chequearse para el caso de la hepatitis la C, para la que hay tratamiento curativo. La hepatitis A, aunque no provoca cirrosis, puede ser letal en pacientes que tienen enfermedades hepáticas concomitantes.

Importante
No todos los pacientes con este problema sufren hemorragia, todo dependerá del tamaño de las várices, la presión sanguínea y otros factores. Sin embargo, el diagnóstico y el tratamiento son cruciales para evitar posibles complicaciones.

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