Una voz tan alta como la de Antón de Montesinos, reclamando con ira ante el poder colonial (incluyendo a los jerarcas católicos), el respeto a la vida del pueblo taíno; tan alta como la de muchos curas sensibles que aquí y allá han sido la excepción en medio del oprobio, es la voz de Mario Serrano, sacerdote jesuita siempre solidario con las mejores causas de este pueblo: “Despenalizar el aborto en sus tres causales está muy cerca del Jesús que ama, acompaña y no condena a las personas en situaciones extremas. Esa es una lucha justa que tenemos que apoyar con conciencia y libertad por un mejor país”.

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