PUERTO PRÍNCIPE. Inocia Meroliste, con cinco meses de gestación, arribó a un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Haití, en busca de atención urgente debido a fuertes dolores y un derrame de líquido, pero se encontró con la puerta cerrada y un mensaje que anunciaba el cierre del centro médico.

“No tengo a donde ir, los otros hospitales son muy caros”, dijo Meroliste, quien llegó en transporte público al Centro de Referencia de Urgencias en Obstetricia de MSF luego de que un hospital público le recomendara acudir a esa clínica debido a una complicación en su embarazo.

El Centro de Médicos Sin Fronteras, que abrió sus puertas en 2011 como parte de la asistencia tras el devastador terremoto que un año antes destruyó gran parte de Puerto Príncipe y provocó miles de víctimas mortales, dejó de recibir pacientes el 15 de julio y cerrará de forma definitiva en los próximos días, una vez que todos los internos, tanto mujeres como recién nacidos, que aún permanecían ingresados sean dados de alta.

“Sabiendo que la situación en Haití aún es difícil, tuvimos que tomar una decisión muy dura”, reconoce Michelle Chouinard, jefa de la misión del grupo internacional.

El centro médico de 176 camas, ubicado en populoso barrio de Delmas, atendía en promedio a unas 500 pacientes por mes y se había convertido en el hospital de emergencias para embarazos de referencia en el país caribeño.

Sólo en 2017 en el hospital nacieron 4,580 bebés, de los cuales más de 2,500 recibieron atención en la unidad de cuidados intensivos, y se realizaron cerca de 1,900 cesáreas. Durante sus siete años de operaciones, ahí nacieron cerca de 40,000 niños.

Chouinard explicó que el hospital abrió en 2011 como un proyecto de sólo cinco años con la meta de apoyar a las emergencias en embarazos, dado que el terremoto del 12 de enero de 2010 había afectado gran parte de la infraestructura médica de Puerto Príncipe. No obstante, debido a la precaria situación del país, que con ingresos per cápita de unos 800 dólares anuales es el más pobre de Occidente y mantiene una de las tasas de embarazos más alta de la región, MSF decidió alargar sus operaciones por dos años. El cierre del hospital “desafortunadamente es una decisión definitiva”, deplora Choinard, al reconocer que la atención a embarazos en el país aún tiene deficiencias. Haití también ostenta una de las tasas más alta de muertes maternas y sólo el 49% de los partos son atendidos por personal capacitado, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas.

Centro de salud era gratuito

Milien Elourde, una de las últimas pacientes en dar a luz en el centro médico, lamenta el cierre. “Estaba muy limpio, y todo era gratuito”, detalla la mujer al salir del lugar con su hija Thermideline, nacida el 13 de julio. Chouinard narró que durante los últimos meses de trabajo, la organización internacional mantuvo contacto cercano con las autoridades sanitarias para apoyarlas a tomar decisiones sobre la forma de llenar el vacío que deja el cierre.

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