El nativo de Baní busca convertirse en apenas el quinto mortal que logra la hazaña en los registros de las Mayores

José Ramírez será pequeño de estatura, pero se pasea por el camino de los grandes. De seguir como va, lo veremos en un círculo muy exclusivo, donde solo han llegado pesos pesados del béisbol.

El nativo de Baní arribó a la jornada de anoche como colíder en jonrones de las Grandes Ligas y en bases robadas de la Liga Americana, con 33 y 26, respectivamente. Con 52 encuentros por celebrar, sin el partido de ayer contra Minnesota, se dirige a ritmo firme hacia una de las compañías más exigentes de la historia del juego: la de 40 cuadrangulares e igual cantidad de robadas. El famoso 40-40 es una especie de terreno demasiado exigente, una misión de envergadura que solo ha sido completada por cuatro mortales en los registros de las Mayores. Ellos son José Canseco, Barry Bonds, Álex Rodríguez y Alfonso Soriano.

La proyección del antesalista de los Indios en estos momentos es para terminar con 49 vuelacercas y 38 almohadillas hurtadas, según el cálculo de Espn. Es una cifra elevada de tetrabases, pero solo necesita de siete para cumplir con el renglón más demandante de la hazaña. En la contienda de 2002, tanto Soriano como Vladimir Guerrero se quedaron a ley de un jonrón para materializar este logro. Soriano es el más reciente integrante del club 40-40, al hacerlo en 2006. Es el único del grupo que le sumó 40 dobles (pegó 41) a su excelsa campaña, algo que también está en la proyección de Ramírez, quien acumula 29 con Cleveland.

Desde que llegue a las cuatro decenas de cuadrangulares, José tendrá el camino más expedito, ya que la velocidad siempre ha sido parte de su repertorio. Lo que ha sorprendido es el poder que, por segunda contienda en línea, demuestra. En 2017 empalmó 29 jonrones.

Ramírez, que sin el partido de anoche batea para .300 con un porcentaje de embasarse de .409 y 82 remolcadas, es un fuerte candidato al premio de Jugador Más Valioso de la Americana. Es también colíder en extrabases del negocio con 65 y no ha lucido mal a la defensa en la llamada “esquina caliente”. Canseco es el único integrante del club 40-40 que ganó el premio de Jugador Más Valioso en el mismo año de su hazaña (1988) y Ramírez, que de completarlo sería el tercer criollo en el prestigioso club, se uniría a Rodríguez como los únicos que son jugadores del cuadro a tiempo completo. Lo de Ramírez luce que va en grande.

Historia de los cuatro miembros del club

Canseco inauguró la compañía del 40-40 en 1988 al sacudir 42 jonrones y estafarse 40 bases con Oakland. Barry Bonds, hasta ahora el único zurdo con membresía en este grupo, le siguió los pasos en 1996 con los Gigantes de San Francisco, al presentar las mismas estadísticas del cubano Canseco. Álex tuvo la misma cuota de tetrabases de sus antecesores, pero le sumó 46 robadas a su registro con Seattle en 1998. Soriano, de su lado, se inscribió en 2006 con Washington con 46 jonrones y 41 bases birladas.

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