Cuando los facultos advirtieron que si se incluía en la Ley de Partidos las modalidades de primarias abiertas o cerradas la legislación devendría inconstitucional, el PRM asumió la posición que finalmente ha sido aprobada: cada partido queda en libertad de escoger la modalidad para elegir sus candidatos.

Si uno de los partidos tiene dificultades propias, por sus desatinos institucionales, su incapacidad para actuar en democracia y sus malquerencias internas, debe llevar su procesión por dentro, pues su problema no es ni de la Constitución, ni de la ley ni del país.

Dado el influjo que sobre la opinión pública tienen el actual presidente Danilo Medina, y el tres veces presidente Leonel Fernández, y obligado a administrarse en los espacios que puede ganarle a la Realpolitik impuesta por el PLD, el PRM logró hábiles alianzas y coincidencias políticas y sociales, para superar las principales amenazas que pendían sobre la Ley:

1) La pretensión del presidente Medina de imponer a todos los partidos el método de las primarias abiertas, lo que le habría dado un protagonismo fundamental al uso del asistencialismo y otros recursos de estado en la elección de todas las candidaturas.

2) La intención del presidente Fernández de que la Ley se redactara como un traje a la medida de sus intereses particulares y que de no ser así, que se cayera, con lo que el sistema político quedaría sin control alguno de ordenamiento interno e inter partidos, y sin límite en los excesos de las campañas y precampañas políticas.

El PRM, su dirigencia y diputados, y muy en especial el genio concertador de Luis Abinader, lograron crear un ambiente favorable a una Ley que, como advirtiera el senador José Ignacio Paliza, no es la que aspiraba el partido y la mayoría del pueblo, pero sí un buen comienzo para emprender la reforma política y electoral tanto tiempo dilatada.

Para desacreditar la Ley se difunde la infamia de que incluye primarias abiertas en todos los partidos. Mentira. Y lo saben los perdedores que las propalan.

Lo cierto es que conforme la Ley, cada partido decide lo suyo, como el PRM decidió ya elegir con su propio padrón.

Otro invento, hijo bastardo de los fantasmas que persiguen a gente genuflexa ante Danilo, es que la Ley abre la posibilidad a una eventual aventura reeleccionista, que parte de desconocer que el agotado modelo de gobierno del PLD ha convertido al país en una reseca pradera, lista a incendiarse con cualquier provocación.

Danilo puede volver a comprar en el Congreso otra reforma constitucional para derogar la prohibición reeleccionista en la Constitución que él negoció, se dice que compró, firmó y promulgó.

Puede prostituir al Tribunal Constitucional y lograr un fallo mostrenco. Ya demostró que no le para a pruritos constitucionales ni éticos.

Pero el horno de la desesperanza y la rabia que palpita en muchos corazones dominicanos, debido principalmente a la pus que brota por doquier de los grandes escándalos de la corrupción y la impunidad que se roba el dinero de la gente vivir mejor, no está para galletitas reeleccionistas.

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