En este periodo de nuestra historia, es de notar el gran impacto de las enfermedades en los ejércitos foráneos, fenómeno repetido a lo largo de nuestra historia. En el mes de abril del 1861 llegaron las tropas españolas a ocupar nuestro territorio, cedido a España. El primer batallón completo que llegó fue el batallón de Valladolid. Y ya en agosto se reportaban casos de fiebre amarilla, que sumaron hasta diciembre de ese año 157 casos, de los que fallecieron 32. Los casos de fiebre amarilla representaron un 30% de la mortalidad en las tropas. Las poblaciones más afectadas fueron Puerto Plata y Samaná. En el 1862 los casos de fiebre amarilla sumaron 282, y de forma intermitente, lo que el médico de la expedición Antonio Pons, atribuía a la temperatura y a los vientos. A finales del periodo de ocupación se habían traído tropas de México y Cuba, aclimatadas a nuestra isla. La otra enfermedad que causó gran impacto en las tropas españolas fue el paludismo. En el 1862 se reportaron más de 5,000 casos de paludismo, según el reporte de Juan Fernández Martínez, titulado “Breves consideraciones médico estadísticas del Ejército español en la Isla de Santo Domingo”. Ese reporte muestra que el paludismo fue causante de un 66% de las muertes en ese año. No fue igual la situación en todo el país. En el campamento de Guanuma habían 1,227 soldados, y al cabo de tres meses, esa cifra se había reducido a cerca de 300, de los cuales solo 100 estaban en condiciones de funcionar normalmente.

En la zona sur del país, particularmente en Azua, eran endémicas las “afecciones del aparato digestivo manifestadas por inflamaciones gastrointestinales y sobre todo por las intensas y rebeldes disenterías”. Se presentaron muchos casos de fiebre tifoidea en esa zona, y hacia el 1864 en la zona de El Seibo, había gran cantidad de afectados. En esa misma comunidad aparecieron numerosos y graves casos de fiebre acompañadas de úlceras en la piel, que el pueblo conocía como “rámpano” y que también causó muchas bajas entre las tropas. Al igual que en la invasión de las tropas francesas en el 1802, las tropas españolas sufrieron mucho las enfermedades características de los climas tropicales.

Durante el periodo de la anexión dominicana a España, las tropas extranjeras sufrieron enormes bajas por las enfermedades tropicales a las que eran extraños esos soldados. En un informe publicado en la revista de sanidad militar española y extranjera de marzo del 1865, y firmado por el médico militar y subinspector de sanidad del Ejército español, Gregorio Escala, nos relata las condiciones que soportaron las tropas invasoras. Cita en este trabajo que en el 1864, más de 13,000 enfermos tuvieron que trasladarse a Cuba o Puerto Rico, mediante hospitales flotantes. Los barcos que se emplearon fueron el María, desechado por ser muy lento, y luego el San Quintín y el Cataluña. El primero era un transporte de guerra, mientras que el segundo era un vapor mercante, que había sido empleado en la guerra con Marruecos.

Los médicos dominicanos participaron en ambos bandos, como el caso de los Dres. Pedro Delgado y Julio André, el primero residente en Santo Domingo y el segundo en Santiago, que estuvieron al lado de Pedro Santana. Con el General Polanco estuvieron los Dres. Blas de la Maza, José Prieto y S. Ferray. También el Dr. Phister, que ejerció en el Cibao, y luego se marchó a Haití, y no regresó pese a los pedidos de Luperón. Por el Ejército español, ocupó el cargo de primer médico el Dr. Juan Subirana. Esta interesante época nos permite entender la situación sanitaria de la República Dominicana en el periodo del 1861 al 1865.

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