Hace unos años, la BBC de Londres reunió a expertos para escoger los 20 mejores tenores de todos los tiempos, lo que desató entonces una apasionada controversia. La elección colocó a Plácido Domingo en el primer lugar. Si bien Domingo reúne todas las condiciones para merecer la distinción, no es justo embarcarse en una tarea de esa naturaleza por la sencilla razón de que muchos de los más grandes nunca fueron escuchados por el jurado como Hipólito Lázaro, Giacomo Lauri Volpi, Miguel Fleta, Enrico Caruso.

Tampoco parece correcto mezclar voces líricas ligeras, como la del gran Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Tito Schipa y Luigi Alva, con la de tenores spinto y dramáticos como el propio Domingo, Mario Del Mónico, Giuseppe Di Stefano y Franco Corelli, o el de heldentenores como Vickers. La selección incluye al joven peruano Juan Diego Florez, lo que me parece muy prematuro, porque a pesar de su hermoso timbre y extraordinaria extensión, como lírico ligero no es voz adecuada para muchas de las más famosas partituras de los grandes maestros.

Domingo ha sido uno de los cantantes más versátiles, cuya amplia voz y habilidad escénica le han permitido incursionar con éxito, cuidándose de no traspasar sus límites, en roles que muy pocos tenores pudieron interpretar. Su repertorio abarca casi toda la gama de la bibliografía operática y la zarzuela, con exitosas incursiones en la música popular, lo cual no constituye desmérito alguno para una de las figuras más excelsas de la lírica. Pero su elección como el más grande no le hace justicia al resto.

Como todo en la vida, las clasificaciones dependen de los gustos y prejuicios. Por eso, muchos expertos se inclinan, no necesariamente en ese orden, por: Bjoerling, Wunderlich, Gedda, Di Stefano, Aragall, Lauri Volpi, Bergonzi, Del Mónaco, Gigli,Domingo, Pavarotti, Alva, Martinelly, Kraus y Schipa, por supuesto.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas