Ya sabemos que tenemos una gran asignatura pendiente: reformar el sistema de pensiones. Como indicó el ministro de Trabajo Winston Santos, todos los sectores involucrados, gobierno, patronos, trabajadores y administradoras de fondos de pensiones, tendrán que sentarse a discutir la reforma del sistema, cuyos defectos de fábrica se denuncian ahora, 20 años después de instaurarlo. La cuestión es bastante peliaguda. El objetivo es que los trabajadores tengan pensiones dignas, pero contra eso conspiran nuestros bajos salarios y la informalidad laboral. Igualmente, hay intereses creados. Mientras se resuelve, debemos comprender que la solución pasa por pensionarnos más tarde; que no es ya realista pretender pensionarse a los 60. Los 60 de hoy no son los de ayer. A esa edad seguimos “enamorándonos y bailando”.

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