1969 era un año preelectoral. Todavía no se hablaba mucho de las elecciones de 1970, pero ya empezaban a vislumbrarse las disputas de quién sería el candidato por el Partido Reformista, en el poder en manos de Joaquín Balaguer, con Augusto Lora como segundo al mando. ¿Continuaría Balaguer o le daría paso al vice, como se había acordado entre ellos?

En ese año se produjeron muchos cambios en el gobierno. Fulano para acá y zutano para allá. Fulano por mengano. Mengano por… quién sabe. Fueron tantos los cambios, y la rotación de personal a altos niveles que uno de los periódicos del momento utilizó la conocida frase de “Quevedo por Malpica y Malpica por Quevedo.”
En esta situación, el 1 de enero de 1969, el presidente Balaguer designó al ginecólogo, doctor Gilberto Herrera Báez, como embajador, encargado de asuntos económicos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en sustitución del doctor Manuel Guerrero Pou.

El recién nombrado declaró a la prensa que no aceptaba el cargo porque no se le había consultado. Aclaró, sin embargo, que seguía “siendo reformista”, pero que consideraba que no debía aceptar el nuevo cargo y que prefería quedarse “fuera del gobierno”. La prensa apostillaba que el ginecólogo dominicano era considerado el funcionario más polémico del régimen de Balaguer, quien se comunicaba frecuentemente con la prensa. Sin embargo, al comentar del rechazo al nuevo cargo, fue parco en sus comentarios.

El cambio de Herrera Báez era uno más de los muchos que se producían en esos momentos. En cuanto a su balaguerismo, es preciso especificar que éste fue el primer canciller del régimen de Balaguer elegido en 1966 (su hermano Porfirio había ocupado esta misma posición en el régimen de Trujillo); el mismo doctor había sido nombrado secretario de Salud Pública, y luego, secretario sin Cartera, posición en la cual en varias ocasiones declaró su disconformidad con el gobierno… Preguntaría tontamente don Rafael Herrera: ¿Habría consultado Balaguer a Herrera Báez antes de los nombramientos aquí indicados? Examinando los documentos periodísticos de la época se encuentra que el doctor Herrera Báez era partidario, en ese momento, de la candidatura presidencial de Augusto Lora, para lo cual fundó en ese año un partido llamado “Movimiento de Integración Democrática. MID”, el cual desapareció en 1970, año en el que surgió el Movimiento de Integración Democrática Antirreeleccionista, MIDA, fundado por Augusto Lora, para terciar en las elecciones de ese año. No es necesario explicar que el MIDA no obtuvo el resultado esperado y el candidato triunfante en mayo de 1970 fue el mismo doctor Joaquín Balaguer al frente de su Partido Reformista.

El siguiente caso que relataremos no fue precisamente la no aceptación de un cargo, sino la protesta de un funcionario porque no se le notificó por adelantado de su cancelación, aunque esta protesta por no haber recibido notificación anticipada de su cancelación también llevó la negativa a la aceptación de un nuevo cargo.

Se trató de Rubén de Lara Romero, quien había estado en la Dirección de la Cédula desde 1967. El 13 de marzo de 1969, el señor De Lara Romero escribió una carta pública al presidente Balaguer, cuyo facsímil incluimos en esta Página.

La carta decía así: “En la prensa de hoy he leído que usted ha emitido un decreto reemplazándome del cargo de Director General de la Cédula de Identificación Personal, el cual venía ejerciendo desde el inicio de su Gobierno, y al cual fui destinado por mi disposición de servir al País cuando mis aptitudes han sido necesitadas y por mi condición de luchador de muchos años en la causa del Partido Reformista.

“También, y por el mismo medio, he quedado impuesto de que usted me ha nombrado en un cargo en la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.

“Lamento mucho que al decidir mi traslado no me haya consultado. Era indispensable que se obtuviera mi consentimiento porque antes de aceptar cualquier posición, primero determino si está de por medio el interés nacional o si es que se quiere moverme como pieza de un juego de ajedrez político. Esto último lo rechazo de plano porque no está de acuerdo con mis principios personales, ciudadanos y de leal miembro de mi Partido.

“Además, anido la creencia de que soy otro reformista sacrificado por la acción retaliatoria que despertó el episodio conocido con el nombre de “Pequeño Matuncito”. Otras víctimas reformistas como el doctor Antonio Morales Castillo y el doctor Gilberto Herrera Báez han soportado tal persecución con una dignidad que a mí no me habrá de faltar.

“Al declinar formal e irrevocablemente la aceptación del puesto en Relaciones

Exteriores, desearía que se dé constancia oficial y pública de que no desempeño cargo en su gobierno.

“Muy atentamente, Rubén de Lara Romero”

Esta carta nos obliga a varias explicaciones/consideraciones

1. La misma pregunta tonta: ¿Habrá consultado Balaguer por adelantado al señor De Lara cuando lo nombró Director de la Cédula?

2. El asunto del “Pequeño Matuncito” no recibió explicación en ningún despacho de prensa de la época, pero seguro es una referencia a los sucesos del Hotel Matum, en Santiago, 1955, cuando un grupo de abogados ofreció un homenaje a Federico Carlos álvarez por sus 50 años de ejercicio de la profesión, y en los discursos de la noche no se mencionó el nombre de Trujillo, que debió estar seguido de las alabanzas naturales de la época. Varios de los abogados, incluyendo álvarez, fueron sometidos a la justicia.

3. Aunque no hemos encontrado relato periodístico, el contenido de la carta de Lara Romero se piensa que pudo ser uno de los ingredientes que desencadenaron los sucesos que narraremos la próxima semana, en que este señor se vio envuelto en un lamentable incidente en que hirió de muerte a Luis Mauricio Bogaert y Lara Romero terminó suicidándose de inmediato.

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