El juicio contra Marlin Martínez y su hijo Marlon, acusados de matar a la adolescente Emely Peguero, sigue la tónica de siempre y a que estamos ya acostumbrados: reenvío tras reenvío. El motivo para el último fue que los abogados defensores no pudieron estar presentes en la audiencia por tener otro compromiso laboral. Veremos cuál será el pretexto para el próximo. Para que no se prolonguen indefinidamente los juicios por subterfugios de abogados, que es norma en el país, necesitamos jueces con entereza, pero, tal cual en el caso de Blas Peralta, de qué vale eso si aquí no hay pena de muerte y se está entretanto bajo prisión preventiva, como están Marlin y Marlon. Viéndolo así, luce tonta la estrategia.

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