En nuestro artículo anterior, señalábamos varios de los beneficios de jugar ajedrez. Por ello es importante enseñarlo como materia en nuestras escuelas, como ocurre en muchos países.
Continuamos con el tema, ahora con relación a las habilidades e inteligencia emocional que origina el ajedrez.

Control emocional: el desarrollo de una partida requiere de un alto grado de control emocional. Un jugador no puede dejarse llevar por la ira o la frustración ante una mala jugada, pues tal vez no logre recuperarse. Cuando comete un error, debe actuar de forma fría para que el oponente no lo perciba y definir una nueva estrategia para sobreponerse. El ajedrez permite aprender a controlar los sentimientos de frustración cuando se pierde y convertirlos en energía positiva para afrontar el próximo reto.

Sentido de transparencia y adaptabilidad: para jugar ajedrez se requiere darle seguimiento a una serie de reglas técnicas cuyo incumplimiento es penalizado. Tampoco el jugador puede culpar a otros de sus deslices. Son sus propias capacidades y acciones las que determinan su desempeño. El jugador debe aprender a ser íntegro consigo mismo y con quienes le rodean. El ajedrez promueve la honestidad. Durante una partida se presentan situaciones inesperadas, que exigen al jugador adaptar sus estrategias de acuerdo a la nueva situación en el tablero.

Sentido de logro y autoestima: el ajedrez es un combate mental donde el dominio del carácter es importante para ir subiendo el nivel de juego mediante el estudio, esfuerzo y práctica. La suerte no es un factor de marcada incidencia. Es el mejoramiento de las habilidades y los conocimientos técnicos del jugador lo que contribuirá a su superación. Esto hace que conforme mejore en el juego, incremente su autoestima y adquiera más confianza para aprender y enfrentar otras situaciones.

Iniciativa y empatía: el éxito en el ajedrez requiere de mucha iniciativa y creatividad. En el ajedrez es muy importante comprender la estrategia del oponente e interpretar sus emociones para anticiparse a sus acciones.

Trabajo en equipo y colaboración: a pesar de ser un juego individual, en el ajedrez también se compite por equipos. Para tener éxito se requiere la unión de todos los miembros del grupo. Este sentimiento de trabajo y colaboración lo observamos en los clubes de ajedrez, escuelas y colegios. Es común en los torneos que los jugadores analicen las partidas después de finalizadas, lo cual es un trabajo ejemplar de colaboración para el mejoramiento y superación personal.

Por todo ello, creemos que si se impartiera ajedrez de forma oficial en nuestras escuelas, tendríamos mejores estudiantes (en especial en las ciencias exactas) y seres más útiles para la patria. La idea está ahí, ojalá se haga realidad.

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