Experiencia vivida una mañana de domingo en un pequeño poblado de Puerto Plata

Guananico, Puerto Plata.- La visita de un Presidente a un pequeño poblado rural como este, es poco común y por lo general despierta muchas expectativas, especialmente si es en época de campaña y, sobre todo, si es domingo. Pero aun no es tiempo de campaña y la multitud reunida bajo la carpa en la ladera de una pequeña colina la esperaba con impaciencia, no para hablar de política. Son productores de leche y de cacao y su preocupación se relaciona con la baja productividad y la falta de financiamiento y asistencia técnica.

Los problemas de la zona tienen que ver también con la sequía. No llueve a menudo y la falta de lluvia afecta los sembrados, seca los pastos y merma la producción lechera. Los hombres y mujeres, de todas las edades allí reunidos, aguardan con impaciencia la llegada del mandatario. Por años, los recuerdos de sus pobladores registran apenas los de uno que otro candidato que solían detenerse en este lejano lugar para dejar instrucciones a sus líderes locales en tiempos de elecciones.

La diferencia en este domingo 30 de septiembre era que ya en una ocasión anterior, tras la visita del presidente Danilo Medina a un lugar cercano en la provincia, las cosas resultaron distintas. Era, además, la 222 vez en sus seis años de gestión que el Presidente se sentaba bajo una carpa delante de humildes hombres y mujeres del campo para interesarse en sus problemas.

Nada de protocolo. Frente a más de los dos centenares de agricultores y ganaderos, a solo un metro de distancia, una hilera de sillas blancas de plásticos espera al mandatario y a su comitiva. Me reservan un lugar a dos sillas del Presidente. Están con él ministros y directores de departamentos. No hay letreros con consignas políticas ni pancartas dándoles la bienvenida. Un breve saludo, seguido de un aplauso y la actividad comienza.

Marciano Cruz, productor de cacao, inicia la sesión recordando la importancia que ese rubro tiene para la comunidad. Pero se lamenta de que en las 12,000 tareas sembradas apenas producen 50 libras por tarea. “Eso no nos alcanza para comer, ni para educar a nuestros hijos”, dice. La aspiración de la asociación que él preside es un financiamiento para la renovación de 5,000 tareas, a fin de poder aumentar la producción a 200 libras por tarea. “Con esa producción nosotros podremos cambiar la calidad de nuestras vidas”.

Cruz habla por su comunidad. No hay petición personal. Si logran producir más cacao, ayudarían a reforestar las lomas, le dice al Presidente. Pero también necesitan la construcción de un fermentador, ocho túneles de secado, un centro de acopio, un salón multiuso, un camión para transportar los productos al centro de acopio, un motor y la construcción de algunos caminos inter parceleros. El presidente escucha con atención y toma algunas notas. Cruz termina su breve exposición diciendo que al vender su producción por adelantado “los intermediarios se quedan con los bolsillos buchuses”.

El administrador del Banco Agrícola, Carlos Segura Foster, toma la palabra. Los cacaotaleros pueden ayudarse a alcanzar la meta de 200 libras por tarea, siguiendo algunos sencillos consejos: sembrando al menos 70 árboles por tarea e impidiendo que las matas crezcan por encima de los siete pies. De esa manera podrían protegerse de plagas provenientes del exterior que afectan las matas por encima de esa altura, lanzando las esporas al suelo. El funcionario les habla de las oportunidades de financiamiento disponible en el Bagrícola y les ofrece toda la colaboración del Gobierno. Lo mismo, el ministro de Agricultura, Osmar Benítez y el director del FEDA.

Le siguen otros miembros de la comunidad que exponen sus necesidades al Presidente. Nada de largos discursos ni referencias estrambóticas a la figura presidencial. Todo ocurre rápido, con un apreciado valor del tiempo. Meteorología ha vaticinado la posibilidad de fuertes lluvias y vientos debido a la perturbación atmosférica que avanza hacia la isla. Y parecería que todo el mundo allí entendía que se debía ser económico con el tiempo. El reloj marca unos minutos después del mediodía y el Presidente toma el micrófono. Y todos allí prestan atención.

“Le voy a pedir a los dos alcaldes (presentes) que se reúnan con el ministro de Obras Públicas”, a su lado, en relación con que ya había discutido con ellos en el Palacio “y que ya fueron aprobadas”. Aplausos.

Sobre los planteamientos de los productores de leche y cacao, dijo que una comisión de seguimiento volvería el miércoles para tratar los casos con más detenimiento y realizar los ajustes, conforme a las disponibilidades del Gobierno. Y respecto al cacao dijo que la Administración trabaja en un amplio proyecto de reforestación en todo el país, especialmente en la región sur y otras zonas, “que necesitan ser reforestadas”. Se trata de unas 700 mil tareas, a un costo de 7,000 millones de pesos, para el cual se busca un financiamiento del Banco Interamericano de desarrollo (BID), que ya fue aprobado en el Senado y pendiente de aprobación en la Cámara de Diputados.

Y a seguidas dijo: “Quiero preguntarles, en el informe que vi del FEDA, tienen ustedes 12,500 tareas de cacao ¿es así?”. La respuesta es un sí al unísono. Entonces, ¿por qué quieren trabajar en 5,000 tareas? El caso es que grandes productores tiene parte de ellas, le responden. “Vamos a hacer lo siguiente”, prosigue el Presidente Medina, “vamos a trabajar con el financiamiento de cinco mil”. El Gobierno se ocupará de las otras cinco mil tareas. La decisión es bien acogida.

El Presidente advierte que hay muchos costos en el presupuesto que se le ha sometido en la compra de plantas y en mano de obra. El Gobierno puede facilitar las plantas, pero los agricultores deben asumir la mano de obra. Pero “no puede ser que también les tengan que pagar a los trabajadores. Ustedes deben hacer una especie de convite y bajar el costo de la mano de obra con productores, que son 152, y tienen capacidad para hacer mucho más. Y si hay que ayudarlos se les ayuda, pero tienen ustedes que fajarse también; no puede ser todo tan fácil”.

La reunión termina con la aprobación de muchas otras solicitudes y el Presidente y su gente se retiran. La visita Sorpresa 222 ha terminado. La próxima será el domingo siguiente, pero no se sabrá hasta entonces el lugar.

Camino de regreso en el helicóptero me dije que si bien la política dominicana conserva una elevada dosis de paternalismo, en un país con tantas necesidades en que la solución de cada problema genera a veces otro mayor, es imposible gobernar solamente desde un escritorio en el Palacio Nacional, ignorando las realidades que afectan la vida de millones de dominicanos. Es obvio que las dificultades de los productores de leche y cacao de Guananico, pudieran parecer pequeños ante las dificultades de la macroeconomía, pero en el fondo resumen el verdadero problema nacional y el de la mayoría de su gente.

222
La visita sorpresa 222 del presidente Danilo Medina fue a Guananico, Puerto Plata.

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