Los países de América Latina que hace más de una década ingresaron al predominio del pensamiento progresista encarnado en administraciones muy cercanas a los pueblos, han visto desvanecerse la misma al influjo de un resurgimiento de las ideas más atrasadas que datan de varios siglos.

Unas ideas y un accionar que han dado resultados social y políticamente negativos, pues la derecha ha sido responsable de las peores tragedias que ha sufrido la humanidad, generadora de millones de muertos, madre de las peores tiranías del planeta.

No hay que ir tan lejos. Pero basta con remontarse a Hitler, un sicópata de derecha causante de la más inmensa tragedia que recuerda el mundo. Y luego caemos a las tiranías patrocinadas por Estados Unidos en Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Paraguay, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Haití, es decir, medio continente ensangrentado.

Sin embargo, y a pesar de esa ola retrógrada, algunas naciones se niegan a entregarse tan fácilmente, no obstante el hecho de que son sometidas a un bombardeo brutal de manipulaciones a través de los medios de comunicación corporativos, para los cuales la verdad es relativa, la mentira es útil y el engaño es un arma noble.

No ha sido ni será fácil. Pero ahí está de pie el chavismo en Venezuela, soportando con dramático estoicismo una de las más bestiales embestidas que haya sufrido jamás ningún país de la región, después de Cuba.

Los venezolanos de bien han soportado y seguirán aguantando que se continúe masacrando su economía con criminales sanciones que no son más que una estupidez que sólo conduce a agravar el sufrimiento del pueblo, ya que por esa vía no han logrado ni conseguirán, derrocar al chavismo.

Han soportado y seguirán aguantando el sandinismo en Nicaragua y el proyecto nacional del presidente boliviano, Evo Morales, pese a todos los esfuerzos oligárquicos y hegemónicos por abatir su impronta.

Al presidente Lula de Silva consiguieron encarcelarlo mediante un juicio burdo afincado en “pruebas” ridículas, mediante las cuales lo sacaron de la carrera electoral por temor a ese 40% que le marcaban las encuestas, incluso cuando el Partido de los Trabajadores era perseguido y sacado del poder por vía del golpe suave.

Pero ahí está el PT negado a ser rendido, con más de 30 millones de votos en la primera vuelta, listo para dar la batalla el 28 de este mes en un balotaje crucial para la democracia brasileña.
No resulta fácil pero tampoco es imposible. El pueblo siempre tiene su as bajo la manga, única forma de defenderse, y cuando no le permiten hacer uso de su carta entonces se ve forzado a patear la mesa…Y el juego terminó.

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