Las haitianas que vienen a parir a República Dominicana, que ya representan más de un 21% de las parturientas de los hospitales públicos, empiezan a formar parte de la agenda de los dirigentes políticos.

Es comprensible porque se acercan las elecciones, pero en realidad, se trata de un grave asunto, que sin embargo no tiene respuesta, aunque es sabido por todos, sean las autoridades nacionales o las autoridades haitianas. La encargada de Negocios de la Embajada de Haití, Miousemine Célestin, admitió a mediados de junio la situación y pidió tiempo.

Es un asunto que puede ser visto desde diferentes perspectivas. Los políticos lo consideran como una amenaza a la identidad dominicana y sostienen que tantos partos alimentan una minoría que puede tener una incidencia en el devenir histórico.

Sin embargo, plantea otras cuestiones más fáciles de medir. El impacto de los partos de haitianas en el presupuesto de Salud Pública. En ninguna de las partidas del Ministerio se estima un porcentaje anual para servicios solidarios en salud. Se ha calculado que un parto en un hospital público del Gran Santo Domingo cuesta al Estado de siete mil a 60 mil pesos, al margen de cualquier complicación.

En muchos casos, esos partos se complican, porque las mujeres llegan sin información histórica sobre su embarazo o de su propia condición de salud, y entonces el procedimiento se ejecuta con alta probabilidad de riesgo.

También se plantea cómo es que miles de mujeres embarazadas llegan al país, más allá de los hospitales de la frontera, a Santiago y al mismo corazón de la Capital. Y se afirma, lo admiten también las autoridades, que existe una organización criminal que facilita el tránsito.

Al margen de que muchas parturientas se quedan, estamos ante ilícitos, costos gravosos para el país, y un drama humano. Todo esto evidencia una ayuda humanitaria para el pueblo haitiano no cuantificada en su totalidad.

Esta ayuda dominicana hacia los haitianos, al margen de que somos un destino laboral, debe ser reconocida por Haití y las naciones que injustamente atacan a la República Dominicana por su política migratoria, pese a todo, muy considerada hacia los inmigrantes ilegales.

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