Romántico._ El cantautor Álvaro Torres está detrás de un vínculo o enlace para poder llevar la música romántica a la juventud con el objetivo de recuperar el respeto que se ha perdido hacia la mujer “con la música actual”.
Para ello, ha extendido un llamado a los intérpretes de música urbana de los diferentes países para que unan sus voces a la de él y así atraer a ese público y poderles llevar un buen mensaje a la población joven.
El artista romántico busca hacer lo mismo que hizo el cantante mexicano Luis Miguel que “trajo los boleros que los jóvenes no conocían e impactó. Eso podría ocurrir en el reggaetón y en la balada también”.
Sin embargo, el intérprete de temas como “Nada se compara contigo”, Hazme olvidarla”, “Ni tú ni ella”, “Mi verdadero amor”, resaltó que no critica la música urbana porque entiende que es importante que los jóvenes se diviertan y que se expresen de la forma en que lo hacen.
“Pero también es importante que no se olviden que hay una base de donde partimos todos, que es el romanticismo, el buen comportamiento, las buenas ideas, el respeto a la mujer que se ha perdido en toda la música actual”, expresó durante una visita a elCaribe.
Lamentó que a las niñas les guste este tipo de música donde son maltratadas, les ponen calificativos o pronombres “que no se pueden repetir”, y les que dibujen situaciones en las que entiende que salen muy lastimadas y utilizadas.
El intérprete salvadoreño entiende que sería bueno que los urbanos canten música romántica, lo que generaría una vertiente nueva para que esta generación se autoestime y recupere su valor, en especial la mujer.
Álvaro Torres se mostró seguro de que dentro de la familia reguetonera hay gente que canta y que tiene voz y que por eso le encantaría que ellos se acercaran a cantar junto a él canciones de amor, que cuentan una historia de principio a fin con una coherencia completa.
“La invitación está sobre la mesa a ver si algunos se anima, aunque no he hablado con ninguno directamente, podría ser Ozuna, J Balvin, quien quiera”, manifestó.
A juicio de “El último romántico”, como también se le conoce al artista, insistió en que con esa unión el público tendrá la oportunidad de ver una imagen y figura fresca, además del sabor que impregna la juventud, pero también recibirá ese toque romanticismo, un poco de consistencia a las letras que narran historia de amor en la cual se pueda identificar un joven.
Anthony Ríos profeta en su tierra
Álvaro Germán Ibarra Torres, nombre de pila del cantante, se presentará esta noche en el teatro La Fiesta del hotel Jaragua de Santo Domingo, junto al cantante criollo Anthony Ríos. El evento cuenta con la producción artística de Carlos Santos.
Dijo que compartir escenario junto al intérprete de “Si usted supiera señora”, “Lo que te espera” y “Si un día te sientes sola” tras tres años de ausencia del escenario dominicano, significa cantar con un amigo, un colega que siempre ha admirado y a quien que le guarda mucho respeto por todo el éxito que ha tenido en su propio país, “saber que estoy con un profeta en su propia tierra es bonito”.
Proyectos
Álvaro Torres aprovechó para informar que le está dando los toques finales a dos nuevas producciones, una de ellas, es de recopilaciones, en colaboración con artistas jóvenes cubanos y la otra de temas inéditos cuyo corte promocional es “La más bella historia de amor”, que realizó con un pianista salvadoreño que está empezando su carrera.
Hazme tuyo Señor:
Al ser cuestionado sobre el sencillo “Hasme tuyo Señor”, el también compositor de 64 años explicó que se trató de un agradecimiento personal “a esa energía que le llamamos Dios” y que cada quien le pone un nombre y una imagen.
“Yo tengo mi propia imagen, mi propia creencia y a esa energía le canto, le dedico éstas canciones, que fue un disco completo, se titula ‘Muy personal’, porque a mí nadie me vino a convencer de lo que tenía que hacer. Fue una inspiración profunda que surgió y plasmé mi agradecimiento y el misterio que todo este encierra en esta producción”, detalló.
Sin embargo, subrayó que no le gusta hablar de temas religiosos, ni de política porque eso convierte a las personas en “combustibles para incendios y yo no soy madera para fuegos”.
