Visto en cine y televisión: en naciones avanzadas crímenes o sucesos trágicos determinados generan transformaciones legales afortunadas; fomentan cambios necesarios para organizar mejor la sociedad, apuntalar avance y justicia. Recuerdo una película sobre una mujer en Estados Unidos apuñalada gravemente por su esposo. Un policía presenció el ataque pero no intervino pues la ley estatal impedía meterse en “pleitos de marido y mujer”. Ese caso propició su abolición. No es la cultura dominicana. En general, aquí accidentes graves, o un hecho atroz como el de Emely Peguero, nos destrozan pero se quedan en incidentes aislados. No propician la acción pública que podrían y deberían, hacia combatir causas o debilidades socio-legales subyacentes. El dolor es oportunidad de crecimiento y avance social que también perdemos.

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