Después de la era de los caudillos, los partidos políticos perdieron la capacidad de resolver sus conflictos internos. Cualquier desacuerdo interno, lo resolvía lo que dijera el caudillo. La constitución del 2010, crea el Tribunal Superior Electoral (TSE), órgano que entra en acción al ser apoderado por los partidos para solucionar sus diferencias.

Lo que antes resolvía la autoridad de un líder, ahora lo resuelve la sentencia de un tribunal electoral, en consecuencia, al producirse la “judicialización de la política”, la calidad de la democracia va a tener mucho que ver con la buena administración de la justicia electoral y la fortaleza institucional de la entidad que la administra.

Es evidente que si la política se judicializa, se fortalece la democracia; pero si se politiza la justicia la democracia se debilita. La administración de justicia en consecuencia, no debe ser administrada por políticos partidistas, para la no contaminación de sus decisiones.

La Constitución Dominicana, en su artículo 214 establece que el TSE, es el órgano competente para juzgar y decidir con carácter definitivo, las diferencias que surjan a lo interno de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos. Si no se respeta la institucionalidad del mandato constitucional, las decisiones de este tribunal, podrán ser variadas por otros tribunales por intereses políticos y en consecuencia se estaría violando la misma Constitución, lo que resulta grave.

Recientemente el TSE organizó el primer congreso internacional bajo el título Justicia Electoral y Valores Democráticos, donde se hizo énfasis en la necesidad de que la sociedad ponga en práctica los valores democráticos y respeto a la institucionalidad, como una forma de contribuir con una administración de justicia electoral con verdadera independencia, con deliberaciones estrictamente apegadas a la ley y no a los intereses de los partidos políticos. Saludamos la realización del congreso “Justicia Electoral y valores Democráticos”.

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