El diplomático José Serulle Ramia exhorta aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, bien empleadas, la humanidad está llamada a dar saltos cuantitativos y cualitativos sin precedentes en su historia y desarrollo de los pueblos.

PUERTO ESPAÑA, Trinidad y Tobago.-  El Embajador dominicano en Trinidad y Tobago, doctor José Serulle Ramia, exhortó hoy aprovechar al máximo  las nuevas tecnologías,  que bien empleadas, la humanidad está llamada a dar saltos cuantitativos y cualitativos sin precedentes en el desarrollo y el avance en la lucha contra la pobreza y la desigualdad en el mundo.

Explicó que la  humanidad ha conocido en los últimos treinta años avances sorprendentes en el campo de la ciencia, la tecnología y la información.  «Estos adelantos han permitido que amplias franjas de las poblaciones de los diferentes continentes tengan la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo».

Empero, admitió que todavía otra franja del mundo vive en la pobreza, pobreza extrema y desigualdades a todos los niveles, situación que se hace necesario enfrentar.

«La pobreza, las atroces desigualdades sociales, las horribles condiciones de trabajo imperantes en muchos lugares, el desempleo –sobre todo en la juventud-  y los bajos ingresos en parte importante del globo terráqueo, la explotación inmisericorde y la inequidad de género, así como la destrucción de ecosistemas enteros, son factores críticos que lesionan la condición humana y ponen en peligro el funcionamiento equilibrado del planeta», expresó el Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en Trinidad y Tobago.

El Embajador Serulle Ramia, que además es el Representante Permanente ante la Asociación de Estados del Caribe de la República Dominicana, se expresó en esos términos al pronunciar el discurso central durante un acto de despedida de fin de año, organizado por el Gobierno trinitario con la presencia de Su Excelencia, Mae-Paula Weekes, presidenta de Trinidad y Tobago.

 Convivencia pacífica

Sostuvo que ante una humanidad que observa tantos conflictos armados que desangran los pueblos, «es importante que valoremos el papel de la paz en los procesos de cambios y en la armonía que requiere la convivencia humana».

Manifestó que los conflictos, la búsqueda de dominio, expansión y sumisión territoriales y de pueblos, sólo dejan como secuelas odio, muerte y desolación, destrucción de la biodiversidad y aniquilamiento de las expresiones culturales.

«No es permisible, y menos ahora, entrando en apenas un año en la tercera década del tercer milenio de nuestra era, cuando la humanidad ha creado los instrumentos necesarios para un mundo de abundancia y prosperidad compartida,  que alguien, como individuo o grupo social, pretenda anular o siquiera mellar el sendero de la paz y de la fraternidad humana».

Y la paz, indicó,   la que es auténtica, sólo se garantiza si existen mecanismos que engloben a todos los países y territorios, pueblos y comunidades; si el clamor mundial se antepone a los intereses mezquinos de unos cuantos.

«La paz verdadera, a la que anhelan los pueblos del mundo, sólo se logra con la fortaleza de Estados e instituciones que encarnen los sagrados valores de las naciones y pueblos»

En ese sentido, expresó que ante un contexto adverso se hace necesario apostar por el fortalecimiento de la educación como mecanismo de desarrollo del mundo y de los pueblos.

Indicó que las nuevas tecnología de la información y la comunicación son herramientas de vital importancia para el desarrollo de las naciones  y consolidación de la paz en el mundo.

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