Sin lugar a dudas el modelo, y digamos que nuestras estrategias de desarrollo turístico son exitosos. En los años 2000-2017, el crecimiento de la llegadas de turistas extranjeros fue de 177%, al pasar de 2.4 a 5.3 millones. Sumamos 2.8 millones de turistas. En los años 2000-2009 el crecimiento promedio anual fue 4% y en el período 2010-2017 se registró un 7%. En el primer caso, por encima del incremento mundial, y en el segundo, muy por encima. En ambos períodos superando el comportamiento del Caribe.

La oferta habitacional ha crecido pareja con las llegadas. Pasó de 51,916 en el 2000 a 75,540 en el 2017. En estos años se sumaron 23,625 habitaciones para un crecimiento promedio anual del 3%. Que también supera el comportamiento del Caribe. En cuanto a los ingresos, saltamos de US$2,860 millones en el año 2000 a US$7,177 millones en el 2017; y esto indica un extraordinario incremento del 9% anual. Durante estos años la tasa de ocupación promedio de las habitaciones superó el 70%.

Estos comportamientos superan los parámetros regionales, pero no se registra este impactante crecimiento en lo que respeta al gasto promedio diario de los turistas y al ingreso de dólares promedio por turista. En el 2000 el gasto promedio diario por turista fue de US$101.4 y pasamos a US$133.5 en el 2017, un incremento anual promedio de 1.8%. Con el ingreso promedio por turista ha ocurrido algo parecido. En el 2000 se registró US$1,161 como ingreso promedio y el año pasado estábamos en US$1,340, para un aumento de US$179, que es igual a un promedio de incremento anual 0.9%.

Estas cifras confirman que hasta nuestra principal apuesta ha sido al crecimiento de las llegadas y de la inversión en habitaciones, y hemos sido exitosos; pero no hemos logrado el empujar de manera notable el incremento del ingreso promedio por turista.
Deberíamos analizar esto a partir de las siguientes consideraciones: 1.Los recursos naturales que nos hacen atractivos son limitados, las playas por ejemplo tienen un límite en su capacidad de carga (se calcula cantidad de personas por metro cuadrado); 2.Comienza a crecer en muchos mercado importantes una resistencia a la presencia masiva de turistas y algunos entienden que esto puede evolucionar hacia el rechazo a los destinos saturados; y 3.A más turistas, mayor desgaste en los recursos naturales, y los recursos históricos y culturales que ofrecemos.

Esto nos sugiere considerar si llegó el momento de una revisión detenida y muy profesional de lo que estamos haciendo, y qué hacer para sumar a la estrategia de crecimiento de las llegadas, nuevas estrategias para incrementar el gasto de los turistas. Si en vez del crecimiento del gasto diario registrado en el período señalado hubiéramos logrado un 3%, el año pasado el Banco Central habría registrado más de un 20% adicional en los ingresos por turismo reportados.

Visto así, vale la pena que además de estrategias para que aumenten las llegadas, también tengamos estrategias igualmente agresivas para que crezca el gasto. En un próximo artículo abordaremos otros aspectos de esta reflexión.

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