Esta es la continuación de la conferencia en el almuerzo que anualmente ofrece la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC).     
Mientras las zonas francas crecen, la industria local decrece cada año un 1% en su aporte al producto interno bruto. Cambiar eso es imperativo con una verdadera reforma fiscal que mejore la recaudación de impuestos, pero a la vez, cree mecanismos para que también la industria local pueda aportar a las exportaciones como lo hace zona franca.

El documental critica que en este país se paga impuestos sin haber generado un peso. Cuánta razón tiene; y esa es la causa de los empleos informales. El pequeño y mediano empresario no soporta pagar un 1% sobre los activos sin haber vendido, pagar impuestos sobre los cheques, pagar ITBIS sin haber cobrado y todo esto es lo que incentiva el trabajo informal.

Por iniciativa del Presidente Medina, se ha creado una Comisión de Competitividad, que el propio presidente preside, donde se están dando pasos importantes para eliminar muchas de las trabas que hacen que nuestra economía sea cara, pero hay que ir más allá y reducir el tamaño del gobierno, los gastos excesivos, los vehículos de lujo, el endeudamiento cada vez mayor que reduce la posibilidad de inversión por la enorme carga financiera que tiene el Estado.

La corrupción y la evasión son otros factores que impiden mejorar una pobreza que lacera contra una riqueza que se exhibe sin rubor. No quiero entrar en una discusión de que fue primero, si el agua o el coco. Son factores que nadie puede desmentir y hemos llegado a un punto que muchos que no pueden justificar su riqueza la estrujan en la cara de la población sin el menor rubor. Cómo justificar que con salarios menores a RD$200,000 se puedan tener apartamentos de lujos; y en las redes sociales, sin ningún rubor, se publican las fiestas y viajes turísticos que terminamos pagando con nuestros impuestos.

Se discute un proyecto de transparencia fiscal, que aún cuando odio estas amnistías porque premian al que no paga contra el que paga, en algún momento hay que transparentar nuestra economía, más aún con una ley de lavado de activos que podría llevar a la cárcel perfectamente a los evasores y corruptos.

Tal y como está planteada, no creo que muchas personas se acojan a la misma, salvo aquellos que no tienen una empresa y han comprado bienes hipotecarios o cuentas bancarias escondidas, a los cuales, sin limitación, con un pago del 3% se les permite blanquear lo que han obtenido de forma ilícita.

Una reforma fiscal y una propuesta como la que hago, de convertir el país en una zona franca, implica una reducción del gasto público, a lo que ningún gobierno acepta, pero es imposible sostener el equilibrio presupuestal con gastos que no tienen lógica y que crean una enorme presión por más recursos, limitando las inversiones necesarias en educación, salud y vivienda.

Transparentar la economía, combatir la corrupción y la evasión debe ser un trabajo conjunto que hagamos todos, porque la pobreza es algo que no podemos sostener.

La educación es otro punto en el cual tenemos que hacer un esfuerzo conjunto. Hay que reconocer que desde el 2012 el gobierno del Presidente Medina ha venido cumpliendo con el 4% a la educación. Un extraordinario plan de construcción de aulas y el aumento de las horas de escolaridad, junto con almuerzos y meriendas han ayudado a mantener a nuestros estudiantes en los planteles y ha sido un apoyo al presupuesto de las clases más necesitadas.

Sin embargo, la calidad de la educación sigue siendo un problema. En pruebas como la medición PISA, por sus siglas en inglés, el país ocupa uno de los últimos lugares en ciencias, matemáticas y lectura. Esto, sin dudas, es un factor que incide en la pobreza y evita mejores salarios.

Es necesario insistir con la ADP, que la calidad tiene que abordarse con pasión, sin descanso, terminar con las constantes huelgas, las reuniones en tiempo de clases, la resistencia que los directores escolares sean elegidos por capacidad y la evaluación de los maestros, porque de seguir así, nunca dejaremos de estar en los últimos lugares de Latinoamérica y será difícil salir del círculo vicioso de la pobreza.

Los empresarios somos motivo de crítica constante. Están las bocinas, especialmente las radiales, que saben de todo y no saben de nada. Se han convertido en un verdadero mecanismo de ingreso, fruto del chantaje, no sólo al empresariado sino también al gobierno. Son antivalores que se transmiten a la sociedad y que definitivamente, es un camino autodestructivo.

Decía José Báez Guerrero “En discusiones por redes sociales veo un afán por ningunear los aportes de muchísimos líderes de gremios empresariales y organizaciones cívicas, como si el único activismo valedero o noble fuera el de políticos liberales o izquierdistas. Y que quizás menos personas capaces deseen ofrecer su ayuda si parte del precio es exponerse a las desconsideraciones, diatribas e insultos que se difunden en redes sociales, la radio y medios digitales”. José sé por experiencia el precio que hay que pagar.

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