Era una fría y lluviosa mañana de mayo del año 1981 cuando llegamos al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) contratados para trabajar durante los siguientes dos años en la cartografía geológica e hidrogeológica de la región suroeste de la República Dominicana, como parte esencial del Plan Nacional de Investigación, Aprovechamiento y Control de Aguas Subterráneas, programa que sería iniciado el siguiente mes de junio, con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y que en lo adelante fue siempre conocido por su acrónimo de PLANIACAS; y al llegar allí nos encontramos con un joven alto, siempre amable, el cual ya trabajaba para el INDRHI, y que por su protocolaridad y abnegación era muy querido por todos los ingenieros del área de hidrología y del área de planificación. Ese era Francis de León.

Pero más que por una coincidencia de nuestros apellidos, desde ese momento nos unió a Francis el compromiso, la amistad y la responsabilidad de trabajar con la mayor solidaridad para generar las informaciones que requería nuestra institución, y nuestra sociedad, para ampliar el conocimiento sobre el potencial hidrológico de las diferentes cuencas hidrográficas de nuestro país, para articular ese conocimiento con el balance hidrogeólogico de las diferentes regiones territoriales en base a la cartografía de rocas y fallas geológicas, sus niveles de permeabilidad, y el inventario de pozos, caudales y calidades de las aguas subterráneas, lo que nos conduciría al mejor aprovechamiento del potencial de las aguas superficiales y subterráneas de nuestras cuencas.

Francis de León era de aquellos grandes ingenieros siempre dispuestos a llegar sin demoras, para trabajar duro, sin recesos para descanso, pues para él había un sagrado compromiso para que la información estuviese disponible a tiempo, con la más alta calidad y con toda la confiabilidad requerida por la institución rectora de los recursos hidráulicos, y por los organismos internacionales que apoyaban los programas de investigación para construcción de nuevas represas, en un momento donde ya comenzaban a verse los extraordinarios resultados de las primeras grandes represas construidas para producir energía hidroeléctrica, limpia y barata, pues en sus primeros 6 años de operación las represas de Tavera y Valdesia ya demostraban que el Presidente Balaguer había tenido la razón al tomar la decisión de hacer la necesaria inversión para almacenar aguas que luego eran turbinadas para generar energía sin utilizar combustibles.

Desde entonces Francis de León se convirtió en un ingeniero clave para la toma de correctas decisiones sobre las represas que en lo adelante serían construidas por el INDRHI en las principales cuencas hidrográficas del país: Bao, sobre el río Bao; Jigüey y Aguacate, sobre el río Nizao; Monción y Contraembalse de Monción, sobre el río Mao, y Monte Grande, hoy en construcción sobre el río Yaque del Sur, pues aunque es hoy cuando el Ing. Olgo Fernández y el INDRHI trabajan en la construcción de Monte Grande, sus primeros estudios los iniciamos en el año 1991 de la mano del ingeniero Augusto Rodríguez Gallart, quien para ese entonces era el Director Ejecutivo del INDRHI, y había recibido la autorización del Presidente Balaguer de proceder con los estudios y diseños para la construcción de esa represa, y allí Francis trabajaba en la planificación y nosotros en los estudios geológicos, geofísicos, geotécnicos y pruebas de permeabilidad en posibles estribos para determinar la factibilidad de construcción en una zona donde la geología de las formaciones Arroyo Blanco y Arroyo Seco nos presentaba tan grandes desafíos que fue necesario abandonar el sitio inicial de Quita Coraza, por su altísima permeabilidad y su baja estabilidad de laderas, y dedicarnos a explorar kilómetros y kilómetros del río Yaque del Sur hasta encontrarnos con Monte Grande y Boca de los Güiros.

Francis se ha ido con la satisfacción del deber cumplido, pero en cada gota de agua que escurre desde cada represa va escrito el nombre de Francis, en cada kilovatio hora de energía hidroeléctrica que ilumina cada hogar brilla el nombre de Francis, en cada litro de agua que desde una represa llega a un acueducto para saciar la sed de cada niño se refleja el nombre de aquel noble ser humano que siendo niño soñó con llegar a ser profesional de la ingeniería hidráulica, útil a la sociedad, pero no solamente para la sociedad de Miches, que le vio nacer en un hermoso atardecer, sino para toda la territorialidad que hoy, quizás sin saberlo, disfruta de los grandes beneficios de nuestras represas, pues aunque Francis de León ya no estará físicamente con nosotros, sus grandes logros en materia de ingeniería hidráulica estarán siempre presentes en cada gota de agua almacenada en cada una de las represas donde impregnó sus amplios conocimientos, amor, y grandes desvelos por el correcto aprovechamiento de los recursos hidráulicos de la República Dominicana.

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