Cada momento de tu vida está sujeto a un latido, por tanto, cada latido cuenta. Nuestros latidos escriben nuestra historia. La mayoría ni siquiera los sentimos, pero éstos nos prolongan la existencia. Sin embargo, unos cuantos nos violentan el corazón, sea por alegrías, dolor, retos o por fe y esos son los que nos recuerdan para que vivimos. Amar es sentir en cada latido el poder para vivir toda la vida! Nuestro corazón como las estrellas, cuelga firme en el propósito de Dios y sea por un buen susto o una emoción tu palpitar es el deseo del Padre. Amar a Dios es recargar nuestro corazón en el suyo. En promedio latimos unas 100 mil veces por día, algunos latidos tienen nombre, otro poder, pero todos definitivamente deben tener fe.

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