La educación, o mejor dicho, la falta de ella, gravita en cada grave problema nacional. Desde el caótico tránsito y secuela mortal, hasta la competitividad. Situaciones medioambientales, incluyendo la basura y el desperdicio de agua. De salud, como nuestros altos índices de diabetes, hipertensión, sobrepeso y obesidad. Igualmente la violencia doméstica, embarazo adolescente, debilidades institucionales, el deplorable comportamiento cívico, entre otros. Desde cada ámbito, preocupados plantean “educar” como base elemental para superar el grueso de nuestros males estructurales. Ese es el clamor mientras nuestra escuela marcha distanciada de las necesidades educativas del país. No logramos resultados que evidencien que aplicamos la educación transversal que precisamos. Barco a la deriva nuestra educación y así, barco a la deriva, el país.

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