Américo Lugo: pensamiento político y social dominicano

“Américo Lugo, quien formó parte de la segunda generación de intelectuales de la escuela hostosiana, ha sido ponderado como el pensador dominicano que con mayor sistematicidad ha expuesto un pensamiento orientado a interpretar la realidad social dominicana”.

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“Américo Lugo, quien formó parte de la segunda generación de intelectuales de la escuela hostosiana, ha sido ponderado como el pensador dominicano que con mayor sistematicidad ha expuesto un pensamiento orientado a interpretar la realidad social dominicana”. (La desocupación militar norteamericana de 1924 vista por Américo Lugo, Rafael Darío Herrera Rodríguez.)

Así inicia el profesor e historiador Rafael Darío Herrera Rodríguez su conferencia titulada La desocupación militar norteamericana de 1924 vista por Américo Lugo, pronunciada la noche del 9 de julio de 2008 en la Academia Dominicana de la Historia y publicada posteriormente en la Revista Clío. Esta referencia ilustra la rigurosidad con que el ensayista, historiador y jurista dominicano Américo Lugo Herrera abordó la realidad política y social dominicana.

Américo Lugo nació el 4 de abril de 1870 del matrimonio de don Tomás Joaquín Lugo y doña Cecilia Herrera y Vera. Se graduó de Bachiller en Letras y Ciencias en la Escuela Normal de Santo Domingo contando con 16 años de edad. Durante su estancia como estudiante del Instituto Profesional, entabló lazos de amistad con el insigne educador Eugenio María de Hostos. El 16 de octubre de 1889 se graduó de licenciado en derecho en el Instituto Profesional. Su tesis, titulada ¿Es arreglada al Derecho Natural la prohibición de la investigación de la paternidad? se la dedicó a su maestro quien ejercería una influencia de suma importancia en el cuerpo teórico del pensamiento de Lugo. La mayor parte de la dictadura de Lilís la vivió en Puerto Plata, donde ejerció la profesión de abogado, con unas actitudes éticas y morales que lo diferencia del abogado que solo busca lucrarse de sus clientes.

Su estancia en Puerto Plata, le permitió conocer a quien se constituiría en la compañera inseparable a lo largo de su vida: Dolores Romero y Correa, hija de emigrados cubanos que habían abandonado la Perla de las Antillas a raíz de la guerra de independencia. Contrajo matrimonio el 12 de abril de 1893, de cuya unión matrimonial procrearon un único hijo, Américo Lugo Romero, alias Chilín.

Como servidor público, bajo el gobierno de Ramón Cáceres representó al país en el Congreso de Delegados Latinoamericanos en 1909 en Río de Janeiro, Brasil; y al año siguiente participó en la Cuarta Conferencia Panamericana de Buenos Aires, Argentina, donde tuvo una destacada participación recogida incluso por los diarios de la época. A partir de 1911 emprendió una ardua compilación de fuentes documentales en la Biblioteca Nacional de Francia; el Archivo Histórico de Madrid, el Archivo General de Indias, de Sevilla, la Biblioteca de la Ciudad de New York. Esa labor de investigación y compilación relativa al mundo colonial, les permitieron de cierta manera restaurar el conocimiento de esta remota etapa de la historia del país, cuyos datos ejercerán mucha influencia en sus concepciones políticas y sociales. En su estadía en el extranjero fue Consejero de las legaciones dominicanas en los Estados Unidos y Europa en 1913.

En la víspera de la intervención militar de los Estados Unidos se doctoró en derecho con la tesis: El Estado dominicano ante el derecho público, donde llega afirmar que en República Dominicana no hay una nación. Fue un crítico de la política expansionista de Estados Unidos hacia Latinoamérica y el Caribe.
Durante la Intervención Norteamericana de 1916-1924, se convirtió en uno de los grandes opositores a la presencia de Estados Unidos en suelo dominicano, mostrando su firme rechazo a través de sus acciones y sus escritos. Junto a otros intelectuales fundó la Unión Nacional Dominicana en 1920 cuya consigna era la desocupación pura y simple. Se opuso al Plan Hughes-Peynado, a cuyo hecho el mismo Lugo le dedica un artículo que publicaría bajo el título de Plan de validación Hughes-Peynado.

Ejerció el periodismo como tribuna para exponer sus ideas. Fundó en 1921 en San Pedro de Macorís el periódico Patria a través del cual criticó la ocupación militar de Estados Unidos. Al retirarse las tropas norteamericanas, Lugo siguió criticando el caudillismo, el clientelismo político, el sistema político, y la degradación del pueblo. Fundó el Partido Nacionalista cuyos estatutos los elaboró el mismo Lugo, el cual reflejaba la expresión política de su nacionalismo con los matices que había adquirido durante esta etapa histórica de su vida. En 1928 a raíz de las críticas y la valorización negativa de Lugo sobre el gobierno de Vázquez el periódico Patria fue clausurado. Además de su periódico Patria colaboró en otros periódicos de la época como son Listín Diario, El Tiempo, Nuevo Régimen y El Progreso.

Sus ideas lo llevaron al enfrentamiento con la dictadura de Trujillo. Su rechazo a escribir la historia de Santo Domingo del pasado, pero también del presente, le enfrentó al régimen dictatorial de Trujillo. La carta que envió Lugo respondiéndole al régimen, se convirtió en un símbolo de honestidad y conciencia. Esta afrenta al régimen lo condujo a quedar sometido a un acorralamiento por parte del poder que lo confinó a su casa. Se mantuvo firme en sus principios aguantando estoicamente la situación a la cual fue sometido por Trujillo hasta que falleció en Santo Domingo el 4 de agosto de 1952.

Como escritor desarrolló una amplia labor intelectual. Entre sus obras más significativas se encuentran: A punto largo, La cuarta conferencia internacional americana, El plan de validación Hughes-Peynado, El nacionalismo dominicano, Declaración de principios, Baltazar López de Castro y la despoblación del norte de la isla La Española, Los restos de Colón, Edad Media de la isla La Española. Historia de Santo Domingo después de 1556 y 1608, La española en tiempos de Fuente mayor. Minas de La Española, entre otras.

Tanto sus obras literarias como sus ensayos y sus investigaciones históricas, constituyen aportes valiosos al pensamiento dominicano. Su pensamiento hay que analizarlo tomando en cuenta que en el transcurso de su vida se fueron dando diferentes mutaciones de sus concepciones, en cada una de las cuales trató de dar respuestas, dependiendo siempre de las circunstancias por las que atravesaba el país bajo la inspiración del positivismo hostosiano y el arieslimo idealista, constituidos en las bases filosóficas que influenciaron su pensamiento.

Con esta reseña inicio una serie de artículos analizando los temas centrales del pensamiento político y social de Américo Lugo.

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