Hay que hacer algo

Es innegable que estamos ante un recrudecimiento de la violencia, con hechos retadores, como el asesinato del agente del Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey-Hombres de Santiago, quien había denunciado que se sentía amenazado y perseguido por un ex recluso, quien le habría dicho que tan pronto saliera en libertad lo mataría.

Es innegable que estamos ante un recrudecimiento de la violencia, con hechos retadores, como el asesinato del agente del Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey-Hombres de Santiago, quien había denunciado que se sentía amenazado y perseguido por un ex recluso, quien le habría dicho que tan pronto saliera en libertad lo mataría. El miércoles, Jorge Adonis Adames fue asesinado a tiros en esa ciudad, mientras conducía una camioneta.

Es muy loable la actitud del procurador general de la República, quien ha declarado que no tolerará el estado de miedo a que los criminales someten a los hombres de ley o a la ciudadanía en general, pero la realidad es que eso no basta.

Desde finales del año pasado, hasta esta semana, más de una decena de dominicanos han caído por acciones violentas, sea producto de la ratería, como ocurrió con el hermano del obispo de Santiago, asesinado a puñaladas para llevarle el motor, o en acciones que parecen tipificar el modus operandi de los narcotraficantes. El ametrallamiento de un grupo familiar que viajaba en una yipeta en Guerra, con un saldo de cuatro muertos. El asesinato de tres personas en La Romana, seguido del incendio del vehículo que ocupaban. Nada que hablar de los engorrosos sucesos de Baní, provincia Peravia.

Tenemos una nueva espiral de violencia que obligó al presidente de la República Danilo Medina a referirse al tema, y reconocer que el crimen organizado ya ha alcanzado instituciones del Estado. Y señalar cómo la presencia creciente de dominicanos deportados de Estados Unidos después de cumplir condenas por crímenes, aparentemente incrementa las actos delincuenciales.

Todos estamos preocupados, y alienta que las autoridades estén conscientes de la gravedad de la situación. Pero hay que hacer algo, porque como van las cosas, no sabemos qué tan insegura se volverá la República Dominicana. Y eso sería demasiado terrible para todos, sensiblemente, para una economía que tiene en sus fundamentos las visitas de extranjeros que vienen en busca de paz.

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