La directora de la Oficina Nacional de Estadísticas, ONE, ha dicho que no es el presidente Danilo Medina sino el pueblo el que quiere que él cambie la Constitución para seguir a caballo, resultando que por esta vez habría que reformarla dos veces, en el artículo 124 y en la Vigésima Disposición Transitoria, negociada, firmada y promulgada por el mandatario.
La declaración de la señora Alexandra Izquierdo quedaría descalificada automáticamente, como las de otros funcionarios que reciben cheques y otros beneficios del gobierno del presidente Danilo Medina, pues la afirmación perdería valor por el sesgo que impone el interés.
Pero su declaración su publicada en medios para vestirlas de credibilidad, y podría confundir a algunos por ser ella la funcionaria gubernamental que maneja las cifras y estadísticas del país.
Es una situación especialmente delicada, que lleva a un conflicto ético profesional, que obliga a desdoblar si la afirmación la está haciendo la dirigente política que habla por conveniencia personal, o la directora de la ONE, identidad que por la sagrada misión de informar con profesionalidad y objetividad las cifras y tendencias que reflejan la marcha y el comportamiento del país, debe mantenerse distante de las pasiones políticas y los errores que suelen provocar.
Por suerte los datos de la realidad contradicen y desmontan la afirmación de la señora Izquierdo, de que es el pueblo y no los interesados quienes desean y promueven la reforma reeleccionista, pues en las encuestas publicadas un porcentaje insalvable y creciente del electorado opina contrario a lo que ella plantea.
Por ejemplo, en marzo pasado la encuesta Gallup-Hoy encontró que el 66.9% del electorado opinó que no se debe modificar la Constitución para permitir que el presidente Danilo Medina opte por un tercer mandato consecutivo.
Y en octubre, ante la misma pregunta el 71.4% de la población opinó igual, marcando una tendencia creciente de 4 puntos porcentuales entre una y otra encuestas, lo que es especialmente relevante ya que los especialistas en la materia ponderan que las tendencias son más importantes que los números absolutos.
La señora Izquierdo no es sin embargo, la única funcionaria que maneja en el gobierno estadísticas y datos de extraordinaria importancia para el país y que son objeto de cuestionamientos y de dudas.
También responsables de “informar” sobre la marcha de la economía suelen mostrar especial entusiasmo cuando entienden que los números y cifras que presentan favorecen políticamente al gobierno.
Mucha gente con visión estratégica considera que nos falta un Instituto Nacional de Estadísticas libre de todo tipo de coyunturalismo y de intereses particulares, que sea la entidad responsable de administrar y suministrar al país los números y cifras que nos digan dónde es que estamos, y para dónde es que vamos.
Ese Instituto es indispensable porque somos un país cuyas autoridades no tienen ningún problema en agarrar a cualquiera que va pasando, ponerle un chaleco naranja, sentarlo en un acto público para presentarlo al país como nuevo alfabetizado ¿usted ve?
