Observé que la mayoría de la gente cuando llora, solo está aprovechando el evento para desahogar algo reprimido; igualmente, los que pelean, usan ese detonante “X” para estallar, te dicen lo que no pudieron decir al jefe, al contratista, o a la suegra… terrible; se empeora cuando el individuo omite acabar con la práctica de diferir sus emociones a la persona equivocada; el colmo viene cuando pasa de un desquite de momento a un hábito, injusto y desagradable. Cuantos pero cuantos, son los que pelean lo que no pueden llorar, cantan lo que no saben sentir, se burlan de lo que no pueden enfrentar, critican lo que temen intentar y escriben lo que ni se atreven a explicar.

Ríe porque quien ríe no llora y quien ora ¡siempre ríe!

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