Para agregar otros alimentos que no sea leche, es importante esperar a los seis meses de vida para que el organismo esté maduro a nivel neurológico, renal y gastrointestinal

La alimentación complementaria significa ofrecer al bebé alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna y de una fórmula de leche infantil, siempre como suplemento y no como sustituto.

Según la guía de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “se considera que el bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos”, algo que suele ocurrir en torno a los seis meses.

Para la alimentación complementaría el niño debe:

•Poder sentarse con apoyo.
•Debe presentar interés activo por la comida.
•Que ya no presente el reflejo de
extrusión o expulsión de alimentos no
líquidos con la lengua.
•Ser capaz de coger la comida con la mano y llevarla a la boca.
•Mantener postura sentada con apoyo.

Riesgos de adelantar la alimentación complementaria
Se ha observado que introducir alimentos complementarios en bebés entre cuatro y seis meses no reporta beneficios y sí riesgo de infecciones, por eso, la AEP insiste en que los padres o tutores deben esperar a los seis meses y, en todo caso, nunca hacerlo antes de los cuatro meses.

Y si se hace antes del cuarto mes, existe posibilidad a corto plazo de:

•Atragantamiento
•Aumento de gastroenteritis agudas e infecciones del tracto respiratorio superior
•Interferencia con la biodisponibilidad de hierro y zinc de la leche materna
•Sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos

Y largo plazo las consecuencias son mayores riesgos de:

•Obesidad
•Eccema atópico
•Diabetes Mellitus tipo 1
•Destete precoz

Pero tampoco es adecuado no ofrecer alimentos distintos a la leche más allá de los seis meses ya que existen estos riesgos:

•Carencias nutricionales sobre todo de hierro y zinc
•Riesgo de alergias e intolerancias alimentarias
•Peor aceptación de texturas y sabores
•Más posibilidad de alteración de las habilidades motoras orales.

¿Qué alimentos puede consumer el bebé?

Introducir progresivamente la variedad de frutas y verduras en cualquier comida diaria y cambiando la forma de presentación (chafada, triturada, en pequeños trozos…)

Se recomienda evitar durante el primer año de vida las verduras de hoja verde con alto contenido en nitratos, como la acelga o espinacas por el riesgo de metahemoglobinemia. Hasta los tres años no conviene dar más de una ración diaria.

Los zumos de frutas no ofrecen ningún beneficio nutricional respecto a la fruta entera. Su ingesta elevada puede contribuir a la ganancia inadecuada de peso, en algunos casos sobrepeso y, en otros, escasa ganancia ponderal, al desplazar el consumo de otros alimentos. Además, aumentan el riesgo de caries. Por tanto, se recomienda el consumo de fruta entera.

Cereales

Preferentemente integrales, pueden introducirse en polvo disueltos en leche, añadidos a purés, en forma de arroz hervido y chafado, pan, pasta, quinoa o avena. Hay que tener en cuenta la edad y el estado madurativo del lactante.

Proteínas

Alimentos como carnes rojas, pollo, pescado, marisco, huevos y legumbres en el alimentación diaria, en especial los ricos en hierro.

Se pueden ofrecer en forma de puré, cocinados y desmigados o en pequeños trozos para los más mayores.

La guía sobre la alimentación complementaria advierte limitar el consumo de pescados de gran tamaño como emperador, el cazón o el atún por la posibilidad de contaminantes como el metilmercurio.

Lácteos

La AEP considera que entre los seis y 12 meses la leche materna sigue siendo el alimento principal y recomienda mantenerla a demanda. Si el lactante mayor de 6 meses realiza al menos 4-5 tomas de pecho al día, no son necesarias otras fuentes de lácteos.

Se puede ofrecer yogur natural o queso desde los nueve meses y leche de vaca entera a partir de los 12 meses.

En el caso de lactantes no amamantados se aconseja a partir de los 6 meses la fórmula de continuación.

Atención a la sal y azúcares

Los riñones de los lactantes son demasiado inmaduros para poder manejar sobrecargas de sal, por eso no debe añadirse este condimento a la alimentación complementaria.

En cuanto al azúcar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es necesario limitar productos con elevado contenido de azúcares, como bebidas, batidos de frutas comerciales o postres azucarados. En menores de dos años, estudios recomiendan evitar los azúcares añadidos y libres.

Importante
Durante la introducción de nuevos alimentos en la dieta del bebé, es importante que cada alimento lo consuma sólo, para identificar posibles alergias o sensibilidad alimentaria.

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