Quien sufre filofobia teme establecer un vínculo amoroso con alguien, porque este sentimiento en vez de generarle felicidad, le produce inquietud

Todos alguna vez hemos sentido miedo a algo o a alguien. Somos libres de sentir miedo. De ahí la socorrida frase “el miedo es libre”. Para algunos, este sentimiento es sinónimo de debilidad, para otros, de vergüenza. Hay momentos en el que lo podemos controlar por sí solo, en otros es muy intenso y puede llegar a ser catalogado como fobia.

Hay quienes tienen miedo a las alturas (acrofobia), otros a espacios abiertos (agorafobia), a los cerrados (claustrofobia), a hablar en público (glosofobia) y un importante segmento de la población mundial padece lo que se conoce como filofobia, miedo a enamorarse.

Tanto el miedo como las fobias nos hacen vivir momentos desagradables. Pero, cada quien tiene su manera de reaccionar ante el miedo. No todos reconocen sus miedos y tienden a proyectarlo de distintas maneras. Reconocer el temor que sentimos es fundamental para buscar ayuda.

El miedo excesivo a enamorarnos, esa fobia de acercarnos a la persona que nos atrae, denominada filofobia, tiende a aislar a las personas que la padecen, porque crean barreras que les hace sentirse seguros en su aislamiento. Y aunque todo está en la mente, esta condición acarrea consecuencias físicas, como trastornos intestinales o falta de aire.

Sobre el tema, se entrevistó al doctor José Ismael Reyes Nouel, médico psiquiatra, director fundador de la Clínica Conductual Reno, quien respondió a las siguientes preguntas:

¿Cuáles son los síntomas de la filofobia?

Pueden ocurrir síntomas psicológicos y también físicos. En cuanto a los psicológicos, puede provocar, usualmente, aislamiento y rechazo a la posibilidad de conocer nuevas personas por el miedo a establecer un lazo emocional demasiado fuerte.

El miedo, la ansiedad y la angustia siempre acompañan, ponen barreras infranqueables para no sentirse vulnerables cuando están en presencia del sexo opuesto. Quienes lo padecen, suelen presentar ataque de pánico, sensación de miedo intenso, desórdenes gastrointestinales, taquicardia, sudoración en manos y cuerpo, falta de aire y deseos de huir de la situación como mecanismo de defensa.

¿Está involucrada la genética?, ¿en quiénes es más frecuente?
Es una condición rara que ni siquiera aparece en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM4). No se ha descubierto ningún cromosoma ligado al evento todavía. En mi práctica clínica lo he visto con mayor frecuencia en hombres que en mujeres y siempre que lo he visto ha sido asociado a otros cuadros como depresión ansiedad y fobia social.

¿Puede obedecer a un desbalance químico del organismo?
Es un proceso químico cerebral producido por una disfunción de los neurotransmisores, pues, obviamente son procesos psicológicos inconscientes, que pueden producir efectos secundarios sorprendentes.

¿Cómo es el abordaje?

Debe ser tratado por un equipo multidisciplinario donde el trabajo psiquiátrico y psicológico van juntos: el psiquiatra con el tratamiento biológico, sin sedantes, y el psicólogo con psicoterapia cognitiva, donde se trabaja con el paciente su inteligencia emocional.

José Ismael Reyes Nouel, médico psiquiatra.

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