Lucha contra la delincuencia

Los diferentes planes estatales de seguridad ciudadana ejecutados en nuestro país desde mediados de 2006 como Barrio Seguro, el patrullaje conjunto de policías y militares, los decretos para controlar los horarios de expendio de bebidas alcohólicas, entre otras cosas, no lograron su objetivo de combatir de manera efectiva la delincuencia.

Los diferentes planes estatales de seguridad ciudadana ejecutados en nuestro país desde mediados de 2006 como Barrio Seguro, el patrullaje conjunto de policías y militares, los decretos para controlar los horarios de expendio de bebidas alcohólicas, entre otras cosas, no lograron su objetivo de combatir de manera efectiva la delincuencia.

Desde el 2004 y hasta el 2012 las cifras oficiales de hechos delincuenciales crecieron de manera exponencial.

La tasa de homicidios, que es el indicador universal por excelencia para medir la criminalidad, llegó a 27 por cada 100,000 habitantes, equiparable a países muy violentos de la región como Nicaragua, Venezuela, Colombia y otros, por lo que esos años fueron sin dudas los más sangrientos para la República Dominicana, lo que indica que lo que se hizo en ese entonces para mejorar la seguridad sencillamente no funcionó.

Esto comenzó a cambiar desde 2012. La tasa de homicidios fue bajando unos puntos cada año, siendo de 20 en el 2013 y llegando hasta 13 en el 2018, lo que constituye un descenso importante que saca al país del listado de los más peligrosos del área de acuerdo a Insight Crimes y otras auditoras internacionales.

A pesar de esta importante mejoría, la sensación de inseguridad se mantiene debido a que con otros tipos delincuenciales todavía está costando trabajo la lucha, como el asalto y el robo a mano armada que por su naturaleza mantienen a la población en alerta y agudizan la percepción generalizada de que la delincuencia es alta en República Dominicana, aunque los números fríos indiquen una realidad distinta.

Por lo anterior, las autoridades aún tienen retos por enfrentar. Desde retomar el debate sobre elementos de trascendencia para este tema como el control de armas, la instauración de cámaras de seguridad y utilización de drones con adecuado monitoreo, hasta la indiscutible necesidad de lograr un saneamiento de la Policía Nacional que incluya mejores condiciones para los agentes.

También, hay que considerar la necesidad de modificar las partes del Código Procesal Penal que hacen más fácil al delincuente retornar a las calles, comenzando por establecer prisión preventiva automática para los casos de reincidentes.

Sin embargo, no sólo es injusto sino además carece de fundamento decir que la delincuencia está “terrible” o que ha empeorado, y más aún si quienes lo dicen ocuparon posiciones de poder justamente en los años en que la misma alcanzó los peores niveles registrados en la historia del país y todos sus intentos por lograr algún cambio fracasaron.

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