Luego de la restauración de la República, al iniciarse el período conocido como “La Segunda República”, se registró en el país una gran afluencia de médicos extranjeros. Varias razones explican esta situación, por un lado la falta de instituciones para formar médicos y por otro lado, la situación en Cuba, en donde en 1868, y por diez años tuvo lugar una guerra en busca de la independencia de esa nación hermana, conocida como “La guerra de los diez años”. Además algunos de los médicos españoles que vinieron al país con el cuerpo médico del ejercito español, se quedaron en nuestro país. Tanto esos médicos como los cubanos, estaban formados en la escuela española de la medicina, y fue un período de enorme influencia de la medicina española en la República Dominicana. Al entrar el siglo XX, la gran influencia sería la de la medicina francesa.

Esos médicos, que como hemos resaltado, estaban formados en la escuela española, fueron el motor de la evolución y progreso de la medicina dominicana. Introdujeron conceptos como la asepsia y antisepsia en la cirugía e iniciaron algunas cirugías como la oftalmológica. Debemos entender que en esos años los escasos médicos dominicanos, eran prácticos y con escasa formación, por lo que esos médicos extranjeros fueron un importante motor para nuestra medicina. En los años de 1870, habían en nuestro país más médicos extranjeros que dominicanos. El listado de estos médicos es realmente interesante, ya que eran españoles residentes en la colonia de Cuba.

Posiblemente el primer oftalmólogo en ejercer en el país fue el doctor Francisco Aguilojos, quien se estableció en Puerto Plata en el 1871. Al año siguiente se estableció el doctor Francisco Romagosa también en Puerto Plata y quien se convirtió en el primer médico de sanidad en esa ciudad. Como importante ciudad marítima muchos de esos médicos llegaron a Puerto Plata, igual que a Montecristi. En otro puerto que en ese entonces era pequeño, San Pedro de Macorís, también se establecieron los doctores Antonio Grillo, Castillo, Ramón Parejón y Florentino Villuendas y de la Torre. Es de resaltar la llegada al país del doctor Alfredo Morales en 1870, quien ejercía como otorrinolaringólogo, pionero en esa especialidad. En La vega se estableció el doctor Ricardo Coronado.

Provenientes de España directamente venían médicos que viajaban por nuestras islas, algunos se establecieron aquí y otros estuvieron de paso. Pero en cualquier caso, es importantísima su contribución a la evolución de nuestra medicina y a la mejoría de los servicios sanitarios a la población. El doctor Basilio Iñiguez, se estableció en Santo Domingo, en la hoy calle Hostos, y se presentaba como oftalmólogo, además hacía medicina general y preparaba unas famosas píldoras. De igual forma, el doctor Iñiguez, fue profesor de medicina, en una época en que no había donde estudiar, algunos alumnos acudían a su casa, eran preparados por el doctor para luego presentar sus exámenes ante el Juro Médico. Los doctores Valentín Benavente y Mariano Rovellat, se instalaron en Montecristi y luego en Santiago. Al doctor Rovellat, le debemos el primer aparato de rayos X que se instaló en el país, en la ciudad de Santiago. En la ciudad de La Vega se instalaron importantes médicos de la época, los doctores Juan José Jover, Ernesto Zavala y Fernando Maldonado. De igual forma el doctor Narciso Alberti, prestigioso médico y además precursor de la arqueología en nuestro país. Otro médico español, establecido en Cuba, fue el doctor Miguel Brioso Bustillo, quien se estableció en San Cristóbal, y trató con éxito al entonces niño Rafael Trujillo Molina.

Como vemos, la influencia de los médicos extranjeros fue decisiva en la evolución de nuestra medicina, al igual que la escuela española, que dominó desde el 1861 al 1900.

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