El Gobierno dominicano ha elevado gradualmente la inversión destinada a programas de educación, nutrición, protección social y salud de la infancia y la adolescencia, pasando de 2.3% del PIB en 2012, a 5.1% en 2016.

En términos concretos, la inversión pública en el año 2016 para este segmento poblacional, estimada en 3.5 millones de niños y adolescentes, que representan un tercio de la población dominicana, fue de RD$168 mil 711 millones.

De manera detallada, el grueso de la inversión se concentra en educación, con un 70% del gasto; un 11.8% al sector social y un 8% a salud.

Estos datos fueron dados a conocer durante el seminario internacional sobre “Inversión en la infancia en América Latina y el Caribe: Una estrategia para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, por el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Isidoro Santana y el director general de Presupuesto, Luis Reyes.

“Para que se tenga una idea del real significado de este esfuerzo que significaron esas inversiones, en el 2016 constituyeron la cuarta parte del gasto público nacional y el 56% de todo el gasto social”, subrayó Santana.

El funcionario resaltó que la inversión del 4% en educación y programas como el Plan Quisqueya Empieza Contigo, así como del Programa Ampliado de Inmunización, el de prevención y control de la desnutrición y la dotación de incentivos a la asistencia escolar, han permitido al país cerrar la brecha que mostraba con respecto a otras naciones de la región y colocarse a la par con los niveles promedio imperantes en la zona.

De su lado, la representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Rosa Elcarte, detalló que la mejor manera de medir la voluntad política de un Gobierno que está preocupado por sus niños es a través de su presupuesto, que en este caso, ha experimentado un aumento en los últimos años.

Hay que invertir más en los niños de cero a cinco años y en salud
Sin embargo, la experta consideró que debe haber una mayor inversión para la extensión de los servicios dirigidos a la población de cero a cinco años, así como para el monto destinado a la salud de los infantes.

Subrayó que es un mandato moral y ético que los niños y adolescentes dispongan de servicios de salud, educación, nutrición y protección contra la violencia para romper la pobreza intergeneracional y avanzar hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que enarbolan las Naciones Unidas.

Invertir en la infancia reduce la desigualdad

La ponencia magistral estuvo a cargo del profesor de economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ex Ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura Vasi, quien manifestó que si no se aumenta la inversión en infancia no saldremos de la trampa de la desigualdad de oportunidades y bajo capital humano. “Se requiere priorización y mejoras en calidad de gasto, y que las autoridades de hacienda y sectoriales trabajen coordinadamente”.

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