Nuestro Dios no es mudo, no es una estatua ni una imaen, el Todopoderoso reina, el universo rota entre sus manos,;el multiverso gravita en su cabeza y dijo el profeta Amós: “Si el león ruge, ¿quién no temerá?, Si habla Jehová, el Señor, ¿quién no profetizará?.
Sus argumentos son conocidos por quienes le buscan, sus hijos se recuestan en su pecho; sus siervos dependen de É;, su pueblo no lo puede esconder. Él es el sol de justicia. Él mira a quien pervierte el camino de los humildes, humilla al desvalido y se enriquece del necesitado, reclama a quien puede, debe y fue llamado pero esquiva, no paga y huye. En un mismo día el simple y el sabio son juzgados, más quien no la debe no la teme.