El final de 2018 y los tres primeros meses de 2019 se convirtieron en un período interminable de sufrimientos para agricultores, ganaderos, productores, consumidores y hasta para las autoridades del sector agropecuario del país.
Miles de tareas de productos afectadas por el prolongado estiaje, unas mil 400 reses muertas, fuegos y escasez, marcaron matizaron este tiempo de amargura para los dominicanos, sobre todo, por la falta de previsión para conservar el recurso hídrico y las débiles medidas para frenar la depredación de los bosques y destrucción de las fuentes acuíferas.
Pero como dice el refranero: “Dios no le falta a nadie”, las lluvias han llegado y con ellas una nueva oportunidad para las autoridades, agricultores, ganaderos y productores, de poner en marcha, en forma conjunta, una serie de medidas preventivas, para evitar que vuelvan las preocupaciones causadas por esta larga sequía.
El Gobierno debe tomar en cuenta que somos todavía un país que depende mucho de la producción local y proporcionar los recursos que sean necesarios para erigir nuevas presas, embalses y otros medios que permitan el aprovechamiento de las lluvias que nos estarán bendiciendo los próximos días.
Ya no hay excusas para tomar esta importante decisión que nos librará en el futuro inmediato y, talvez a largo plazo, de los grandes problemas que ahora afrontamos por la sequía, la destrucción indiscriminada de los sistemas boscosos, la caza abusiva de especies de la flora y la fauna, que luego anhelaremos conservar.
Los políticos, las autoridades y hasta la gente común, suele dilapidar recursos en actividades que, muy poco o en nada benefician al colectivo, mientras las necesidades reales de la nación se postergan sin justificación alguna, con terribles secuelas para el desarrollo sostenido del país.
Siempre surgen movimientos de reclamos por intereses grupales o particulares que extreman sus acciones y ahora es tiempo de levantar el más justo y equilibrado instrumento de demandas por una nación con agua, comida y paz. ¡Despertemos dominicanos!
