Este espacio data de la creación misma del Jardín Botánico Dr. Rafael María Moscoso, inaugurado en el año 1976

En el Jardín Botánico Nacional Dr. Rafael María Moscoso, existe un oasis que representa a plenitud el contacto cultural de Japón y República Dominicana, y que se ha constituido en el principal atractivo de este espacio natural.

Se trata del Jardín Japonés, un emblema del paisajismo inspirado en este país nipón, cuyo diseño data del 1976, año en el que el Jardín Botánico también fue inaugurado.

La idea de este espacio le surgió a Mamoru Matsunaga, quien es considerado padre del judo en nuestro país y quien fue exaltado en calidad de propulsor a la inmortalidad del Deporte Dominicano en 2009.

Matsunaga estaba interesado en consolidar área que reflejara el paisajismo de Japón en nuestro país

Según cuenta su hijo, Hiroshi Matsunaga, su padre buscó asesoría en sus ancestros para entender un poco el proceso de creación de este tipo de espacios. En un principio, Mamoru quería desarrollar un área con plantas niponas únicamente, sin embargo luego entendió que lo más conveniente era mezclar la cultura de ambos países en un lugar que combinara plantas y otros elementos culturales.

Cuando se comenzó a recolectar las plantas, Hiroshi recuerda que acompañaba a su padre en las expediciones y recorridos, pero no tenía tanto entusiasmo. “Iba con él pero no sentía mucha motivación, porque era pequeño y no entendía el valor que tenía, pero luego me di cuenta de que ese legado que hoy deja fue el resultado de mucho esfuerzo, que hoy más que nunca valoro y cuido”, expresa.

Hiroshi recuerda que al inicio, algunas de los árboles que recolectaron no dieron los resultados esperados. “Es un trabajo arduo el que hay detrás del Jardín. Mi papá tuvo que cambiar varios árboles que al final no resultaron adecuados, porque no produjeron el efecto esperado. Pero eso no significó para él ningún obstáculo, se mantuvo enfocado”.

En la entrada del Jardín Japonés se encuentra una figura simbólica para esta cultura de oriente. Se trata de un torii rojo; un arco tradicional que suele encontrarse a la entrada de los santuarios japoneses y que marca la frontera entre el espacio profano y el divino. Esa pieza fue fabricada por Mamoru Matsunaga y Antonio Prats Ventós. El arco está colocando en medio de dos samanes, que le brinda una majestuosidad única.
Al entrar, en seguida se pueden apreciar enormes rocas, que fueron traídas por el maestro Matsunaga desde Villa Altagracia.

Algunas de las plantas que se aprecian al comenzar el recorrido en el jardín son bambúes, araucarias, sabinas, especies de pinos, caimaní, guasu, arrayanes, samanes, entre otros. “Los visitantes se impresionan mucho: los dominicanos con las plantas exóticas, y los extranjeros con las nuestras”, expresa Ricardo García, director del Jardín Botánico.

García manifiesta que el Jardín Japonés no es solo “significativo” para la botánica dominicana, sino que también constituye uno de los primeros espacios diseñados en el país con ese toque exótico y atractivo que refleja un poco de la historia del paisajismo de Japón.

“Tuvimos la suerte de que este espacio fuera conducido y diseñado por un maestro tan grande como lo era Mamoru Matsunaga, que es considerado el primero en consolidar una zona de paisajísmo en República Dominicana de tal magnitud”, cuenta.

Para García esta área tiene una connotación de antecedente histórico del paisajismo en el país, ya “que se ha convertido en un fuerte contacto cultural con ese país asiático”.

Este punto paradisíaco, en el que convergen dos culturas tan distintas, nació con la misma inauguración del Jardín Botánico, por lo que es uno de las zonas más viejas allí.

“El maestro Matsunaga hizo una perfecta combinación de la flora autóctona y la flora exótica de Japón, incluso descubrió que muchas de nuestras especies tienen el potencial para ser utilizadas en jardinería con un criterio comercial. Fue el primero en promoverlas”, indica.

García afirma que uno de los aspectos que tomó en consideración Matsunaga para crear el jardín fue el topográfico. “Creo que uno de los detalles que más llama la atención cuando se pasea por el Jardín Japonés son las variaciones del terreno, pero una variación integrada muy armónica, donde cada vistazo es un una experiencia visual única”.

“Las formas en las que están sembradas las plantas también fue minuciosamente pensado para que hubiera equilibrio en cada esquina. La verdad es que el maestro supo hacer una composición casi magistral con las rocas, el lago, la altura, y la flora”, manifiesta García.

El director del Jardín recuerda que uno de los elementos más emblemáticos hasta hace algunos años era una planta llamada palma cana, que fue destruida por un rayo. “Fue una pérdida importante para nosotros, porque ese árbol significó mucho para el maestro, quien cuidó de él incluso con más celo que de otras plantas”, sostiene.

Para Hiroshi, quien se ha convertido en supervisor del Jardín Japonés, es una gran responsabilidad continuar con el legado de su padre. “Es una responsabilidad muy fuerte, pero es igualmente emocionante porque me permite compartir con todos un poco de mi historia junto a mi padre. Es un trabajo en conjunto lo que realizo hoy, que me da satisfacción. Es una forma de mantener viva la memoria de mi padre” que murió en el 2016 cuando tenía 81 años. “Este es un elemento de contacto que refleja una relación fructífera entre Japón y República Dominicana”, dice Hiroshi.

El Jardín Japonés es también uno de los espacios preferidos por los visitantes del Jardín Botánico, según cuenta García. “Este se ha convertido en el escenario para fotografías para miles de parejas, para hacerle fotos a recién nacidos, de bautizos, o personales. El Jardín Japonés es el área más visitadas de todo el Jardín Botánico, y lo especial es que no hemos tenido que hacer ningún tipo de esfuerzo por promocionar el espacio, sino que la misma gente lo hace a través de las redes”.

“Lo particular del Jardín Japonés es que no necesita presentación, cuenta su historia por sí mismo”, subraya.

Remozarán varios espacios del Jardín

El director Ricardo García asegura que han tenido que tomar medidas para reducir el impacto negativo en el área, al delimitar a 15 minutos la estancia por grupos o personas. “Mucha gente entraba al lugar por mucho tiempo y no tenía reparo en pisar donde no debía o tirar basura, pero ya hemos tomado medidas para que preservemos este espacio tan único en todo el país”, comenta. También informó que próximamente el Jardín Botánico será sometido a una remodelación, que también tocará el área del Jardín Japonés, para acondicionar espacios como la Casa del Té, que reforzaría la esencia asiática. En el Jardín Japonés también guardo un hecho histórico importante y del cual se sabe muy poco. Se trata de un quiosco, que data de cuando el Jardín Botánico era un espacio bélico, y donde se instaló una estancia militar, que actualmente se utiliza para guardar los materiales para dar mantenimiento al lugar. “Este es un lugar muy peculiar, que posee de todo un poco, pero también que ofrece de todo un poco; esencialmente una experiencia enriquecedora que todo el que la experimenta nunca olvida”, sostiene.

Mezcla
El maestro Matsunaga hizo una perfecta combinación de la flora autóctona y la flora exótica de Japón”.

Precaución
Mucha gente entraba al lugar por mucho tiempo y no tenía reparo en pisar donde no debía o tirar basura, pero ya hemos tomado medidas”.

Característica
Este es un lugar muy peculiar, que posee de todo un poco, pero también que ofrece de todo un poco; esencialmente una experiencia enriquecedora”.

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