Si presionada por los senadores del PLD la JCE incurriera en algún “tecnicismo” para desconocer el artículo 208 de la Constitución, el cual dispone que además de personal, libre y secreto el voto ciudadano ha de ser DIRECTO, vale decir que cuando se vota por Pedro para diputado no se puede sumar el voto a Juan para senador.
Si la JCE se embarcara en contravenir la disposición de la Ley Orgánica del Régimen Electoral, que dispone organizar el sufragio en boletas para los niveles a) Presidencial, b) Senatorial, c) de diputados, y d) para municipios.
Si se dejara la JCE meter los mochos de los senadores del PLD y decidiera desconocer el artículo 291 de la Ley Electoral, 15-19, cuyas disposiciones “derogan y sustituyen la ley 275-97, del 21 de diciembre de 1997, y sus modificaciones, o cualquier otra que le sea contraria.
Si la JCE desconociera que ese artículo 291 anula el argumento de los defensores del arrastre, que es el del Voto Preferencial de la ley 157-13, anterior a la 15-19 y en consecuencia derogada en lo que pudiera contradecirla.
Si la JCE desconociera todo el basamento legal que elimina el arrastre, y los senadores del PLD impusieran esa ilegalidad, estaríamos ante la ocurrencia de graves daños colaterales.
Primero, quedaría en entredicho la principal responsabilidad para la que fue elegida la actual directiva de la JCE: organizar en los meses de febrero y mayo de 2020 elecciones municipales, congresuales y presidenciales, que por su pulcritud y legalidad marquen un antes y un después del descrédito nacional e internacional en que han caído desde hace décadas los procesos electorales dominicanos.
Los integrantes de la JCE, los senadores del PLD y aquellos a quienes Balaguer llamaba las fuerzas vivas de la nación, “los que tienen algo que perder”, deben entender que el desplazamiento y simultaneidad con que corren ahora la información y la comunicación han cambiado al mundo, y nuestro entorno.
No puede pretenderse en la actualidad digital venir con las artimañas y los engaños de los tiempos análogos, pues las plataformas de internet han revolucionado dramáticamente el conocimiento y la velocidad con que la gente adopta sus decisiones.
Pretender los senadores del PLD que pueden imponerse y desconocer y violentar toda la legalidad que ellos mismos crearon, es un despropósito mayúsculo, que puede desencadenar niveles de indignación y rechazo que devengan en el padre de todos los arrastres.
Empezando con que senadores que resultan peloteros de postalitas demasiado repetidas, terminen arrastrando a los diputados y quién sabe qué más, como ya ocurrió en la ADP, donde una directiva morada continuista fue rechazada por una amplia franja de su militancia.
Daniel Esquivel suele decir que los políticos son animales que viven buena parte de sus vidas en estado psicótico, lo que quiere decir que se construyen sus “realidades” al margen -y a veces a contrapelo- de lo que vive y padece el resto de los mortales.
Pero los miembros del pleno de la JCE no tienen por qué dejarse arrastrar a los delirios, ambiciones desmedidas y estados psicóticos de los políticos… piensa uno.
