El Arte en la Feria del Libro de Santo Domingo 2019

Hace unos días se inauguró la Feria Internacional del Libro, Santo Domingo 2019, en su vigésima segunda edición, dedicada en esta oportunidad a Puerto Rico.

Hace unos días se inauguró la Feria Internacional del Libro, Santo Domingo 2019, en su vigésima segunda edición, dedicada en esta oportunidad a Puerto Rico.

En lo que respecta a las artes visuales, he tenido la maravillosa noticia de que el artista invitado ha sido Antonio Martorell, uno de los grandes exponentes puertorriqueños, que se ha dado a la tarea de construir un discurso sólido en defensa de los derechos sociales y culturales de su pueblo.

A Martorell tuve el privilegio de conocerle en La Habana, primero, a través de las clases de Arte Caribeño I, de la mano de la Dra. Yolanda Wood, luego, en persona, considerando que es un gran amigo de la Casa de las Américas en Cuba.

Más adelante, cuando regresé a Santo Domingo, dediqué especial interés en desarrollar una investigación relacionada con el coleccionismo en la República Dominicana, lo que me lleva al Museo Bellapart que, por esos días de (2009), estaba coordinando una muestra del artista Martorell.

Cuando le comenté a Paula Gómez, la entonces directora del Museo Bellapart que conocí la obra del artista y que había seguido su trabajo, esta me animó para que participara en un panel que se iba a presentar. Fue entonces cuando hice público mi texto especializado en relación al proyecto “Jaulabra en la Labra”, un proyecto de instalación donde el artista, sirviéndose de técnicas de grabado como la xilografía y la serigrafía, había armado un juego de palabras en la escuela Labra.

De manera que su “Jaulabra en la Labra”, constituyó un área de encuentro, donde la -jaula de palabras- constituye un espacio abierto al diálogo, a la comunicación y, de esta manera, las palabras adquieren su libertad, bandera tan anhelada por nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños que han vivido a la sombra del imperialismo.

Grande ha sido mi entusiasmo al volver a ver diez años después a un Martorell que no me reconoce, pero que tiene en mi a una admiradora de sus ideas y proyecciones artísticas.

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