En su carta a los Corintios, San Pablo diagnostica la ceguera espiritual con ruda elegancia: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Está claro que una conexión satelital no transmitirá lo mismo ni de la misma forma que una UHF, tu fuente puede ser el mismo Dios, inclusive, pero tu conexión no es capaz de transmitir ni en tiempo real ni en el mismo código, el documento divino. Digámoslo así, el hombre natural tiene intuición, el creativo, imaginación; el hombre informado tiene proyección, pero el determinado tiene visión, el hombre reflexivo tiene iluminación, pero el espiritual, revelación; más quien tiene su Espíritu, emite bendición y transmite gloria.

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