Peripecias de un periodista viajero

Le refería a mi amigo Freddy Luna que sí, que cometí un error al darle detalles privados a la dama cubana-estadounidense, cuyo teléfono móvil

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Le refería a mi amigo Freddy Luna que sí, que cometí un error al darle detalles privados a la dama cubana-estadounidense, cuyo teléfono móvil se le había extraviado e introducido por accidente en una de las fundas que sirvieron de “recipientes” a varios de los artículos que compré en una de las paradas que hice en mi recorrido por varios establecimientos comerciales y hoteles de la monumental ciudad de Las Vegas, Nevada.

El error consistió en informarle -fue una novatada mía- que estaba hospedado en el Motel 6 y hasta le revelé el número de la habitación (132). ¡Qué estupidez!

Pero, ¿por qué tenía que darle esos detalles tan específicos sin saber si la actitud de la ciudadana cubana-estadounidense buscaba materializar, en mi contra, una trastada? Bueno, finalmente, como lo informé en la segunda entrega, nada malo pasó y la dama recibió su extraviado teléfono móvil.

El día a día durante mi estancia en Las Vegas continuaba, pero sin nunca descuidar mi trabajo. Solo faltaban menos de 72 horas para que llegara el sábado (4 de mayo), fecha para el montaje del esperado combate que protagonizaron el estadounidense Daniel Jacobs y Saúl -Canelo- Álvarez, de México

Ese viernes, tres de mayo, rindió bastante lo que me permitió “relajarme” `porque sabía lo que me esperaba el día siguiente (sábado día de la pelea).

Volví a darme otro paseo por los diversos centros de diversión de Las Vegas, siempre con la orientación de Freddy Luna quien era mi “especial” guía turístico.

La noche esperada: A las 6:00 PM (hora de Las Vegas) comenzó la cartelera con los combates preliminares…y a las 9:00 PM (12 de la noche, hora de RD), dio inicio a la pelea Canelo-Jacobs.
Tras concluir el combate, ganado por Canelo Álvarez, comencé mi arduo trabajo. Escribí dos crónicas (una para el diario El Caribe Digital y otra, mucho más extensa, para el periódico impreso).

Ya eran las tres de la madrugada. A esa hora salí directo para el aeropuerto. Mi vuelo salía a las 6:40 para Miami, una escala antes de mi regreso a Santo Domingo. Llegué a Miami. El vuelo para Santo Domingo debía salir las 7:10: PM, pero se retrasó casi 8 horas… ¡Y yo seguía sin dormir!

Al final, terminó el largo suplicio y seguía sin dormir.

Regresé a la amada patria a las 4:00 de la madrugada. ¡Avemaría Purísima!

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