El ser humano es ante todo eso, un ser humano, una persona que, con el paso del tiempo, al volverse adulto deberá elegir un oficio o profesión. Algunas veces no es cuestión de elección, sino de circunstancias. La necesidad del momento obliga las personas a asumir ciertos roles. Otras veces, por comodidad o por seguir la senda de sus padres, los hijos deciden estudiar o practicar el mismo oficio de sus progenitores.

Las aulas de las universidades están llenas de estudiantes que aspiran a convertirse en profesionales, pero no todos están allí por vocación. A todos no los mueven los mismos sueños o anhelos. Una gran parte piensa más en la remuneración que recibirá cuando concluya su carrera y comience a ejercer, y no es que eso esté mal, pero no debe ser lo más importante.

Para un médico, para solo citar un ejemplo, la prioridad debe ser la salud de los pacientes, salvar la vida de un ser humano, sin preguntar si tiene un seguro médico o si dispone de una alta suma de dinero para abonar como depósito en una sala de emergencias.

El punto es que cuando se elige una profesión u oficio por el sólo hecho de que es bien pagada, se antepone el interés económico a la vocación, ese sentimiento que tanto se asemeja al amor, pues cuando te decides por una de ellas, es para toda la vida. Es en realidad el verdadero matrimonio, pues aunque dejes de ejercer, siempre serás el médico, el ingeniero, el deportista, el periodista, etcétera, solo que en retiro.

Pensar en alcanzar el éxito en el oficio o profesión es lo que garantiza que trabajarás sin descanso hasta lograr tu objetivo, pero cuando el éxito es reducido a la bonanza económica, pierde sentido y valor. Ser bien valorados y recibir una remuneración acorde con la calidad profesional, es solo parte del éxito. Existen otros muchos factores.

El primero de estos factores es amar lo que hacemos, lograr que aún aquellos a quienes no les somos muy agradables, tengan que reconocer nuestro talento y dedicación. Darlo todo, preocuparnos por cuidar todos los detalles, irnos a la cama cada noche con la satisfacción del deber cumplido y saber que al día siguiente nos debemos esforzar más para obtener mejores resultados.

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