El rol de Adames es potenciar el activo más importante de la universidad, que son los egresados

Inmaculada Adames ha desarrollado su vida laboral en dos instituciones que hacen importantes aportes a la sociedad: el Plan Sierra, donde vela por el desarrollo del ecosistema conjuntamente con el desarrollo de su gente, y en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), donde ayudó a rescatar el programa de crédito educativo, que ha permitido que miles de estudiantes de escasos recursos puedan hacerse de una carrera profesional.

“Entre esas dos instituciones he pasado la vida, siempre digo caramba he sido muy dichosa, porque lo que es encontrar espacios, donde realizarme y aportar, casi no lo considero como un trabajo, sino un privilegio”, afirma Adames, sosteniendo que estos les han permitido ejercer su compromiso de educar, de hablar con la gente, ayudar al que necesita, de compartir un consejo y asesorar en algún proyecto.

1. Recuerdo de infancia
Fui una niña feliz gracias a Dios, soy la séptima de nueve hermanos, todos vivos, nacidos en Jánico, una aldea a la que sigo vinculada. De mi infancia cada día fue hermoso, pero hay un día que nunca olvido, me tomó varios años entender qué pasó, tenía 5 años. Cuando pienso en ese día, hasta siento los olores del entorno, fue el día que supimos que habían ajusticiado a Trujillo. Mi casa se convirtió en un entra y sale de vecinos, de mis tíos que vivían en el entorno, todo era misterio, a los más pequeños nos separaron, los adultos estaban hablando solos. A partir de ahí comenzaron a ocurrir una serie de eventos que luego entendí la magnitud de lo que pasó, luego aprendiendo historia, leyendo, viendo los diferentes testimonios, valoro mucho cómo lo viví, hay momentos en que pienso que eso era como una historia del Macondo, todo lo que se movía en el entorno cambió, como que se paralizó el mundo”.

2. Frente al mar
Nunca voy a olvidar la primera vez que vi el mar, fue en un verano, como somos una familia de muchos hermanos, ir a Santo Domingo era toda una odisea, mis abuelos nos visitaban a nosotros, porque éramos muchos. El día que conocí el mar fue extraordinario, fue en el 66, había pasado la Revolución de Abril, nos llevaron a conocer la casa de mi abuela en Santo Domingo”.

3. Graduación
Me gradué en la PUCMM de licenciada en Contabilidad, el 21 de junio de 1979, fui la cuarta en graduarme de los 9 hermanos, cinco nos graduamos con crédito educativo, si no hubiese sido porque la universidad ofrece esa facilidad no me hubiese graduado. Nunca se me va olvidar haber desfilado para recibir ese título, lo recibí de manos de monseñor Agripino Núñez, pero también estaba alguien que tenía mucha significación para mí que era monseñor Roque Adames, ya estaba vinculada al Plan Sierra”.

4. Doble satisfacción
Luego me tocó graduarme de nuevo, este vez fue el 7 de junio, pero del 1995 en la Universidad en Harvard, ese acontecimiento se ha hecho mucho más inolvidable, porque uno de los eventos que más ha marcado mi vida fue cuando nació mi hija María Isabel, que nació cuando estaba en Boston haciendo mi maestría. Ella nació un 24 de enero, y el día de mi graduación desfilé con mi hija en brazos. Esa fue una fecha de verdad inolvidable”.

5. Deber cumplido
Cuando mi hija se graduó de arquitecta en la Madre y Maestra el 22 de septiembre de 2018 Summa Cum Laude es otra fecha importante. Es una sensación tan especial, porque desde que me la pusieron en las manos acabada de nacer, le decía al Señor, que por dónde es que iba a comenzar, que cómo era que iba a convertir esa criaturita en un ser humano de valor, cómo la iba a cuidar, a proteger, era una responsabilidad muy grande, entonces verla recibir un título significa mucho para mí, ya es adulta y tiene cómo hacer frente a la vida. Ella es hija única, el Señor me permitió proveerla, no de una herencia económica, pero sí del conocimiento, de madurez para que siga su vida”.

6. Duelos
Hay dos fechas que no son positivas, pero que tenemos que inscribirla en algún momento en nuestras vidas: el día que mi padre murió, el 10 de noviembre de 1986, a las 6 de la tarde, pero las 10 de la mañana, estaba en una reunión del Plan Sierra, sentí un desgarramiento interno muy grande que me conmovió toda, tuve que pedir excusas, salir del salón, como a las dos horas me llamaron que mi padre estaba grave, ese mismo día murió. No puedo olvidar la experiencia que viví. La otra fue el día que mi madre partió, era un día especial, era 23 de diciembre de 2012, a las 8 de la mañana. A partir de ahí la Navidad cambió, uno se va recuperando, pero es un día que queda marcado”.

7. Plan Sierra
Conocía a monseñor Roque Adames vinculado a mi familia en Jánico, un año antes de graduarme, me invitó a colaborar en la contabilidad del Obispado de Santiago, porque la religiosa que la llevaba tenía problemas de visión y tenía que regresar a Canadá. Cuando iniciaron las conversaciones sobre un plan en la sierra, como trabajaba en una oficina cercana, escuchaba a la gente hablando del tema. Cuando eligieron la Junta de Directores, presidida por monseñor Adames, estaban buscando a alguien que supiera de proyectos, vinieron a la universidad, hablaron con los directivos de la carrera, quienes le dijeron que habían dos jóvenes que habían terminado de hacer una tesis sobre Gestión de Proyectos, monseñor se dio cuenta de que era una de esas personas, entonces me dijo que tenía que ir ayudar al Plan Sierra. Para mí fue un choque, porque tenía como asesor de tesis a Manuel José Cabral, que se había ido a Santo Domingo como ministro de Hacienda, mi idea era irme a trabajar con él. Recuerdo que le dije a monseñor que lo iba a ayudar a instalar el sistema, pero que en septiembre me iría a buscar algo más interesante. Cuando terminé, le dije a la persona que me supervisaba que me iba, entonces me dijo que tenía que hablar con el director, cuando hablé con él me preguntó por qué me iba, le dije que quería desarrollarme, me dijo que ahí habían muchas oportunidades de desarrollo, me preguntó qué quería hacer, le contesté que me gustaba más la gestión, entonces me nombró coordinadora Administrativa. Ahí duré 14 años. Recuerdo que hubo algunas situaciones, cambió la presidencia del Plan Sierra, la presidenta no había sido designada por los mecanismos que establecen los estatutos, entendí que debía separarme un poco, entonces me fui con una beca a estudiar una maestría en Administración Pública a la Universidad de Harvard. Cuando terminé la maestría, en vez de regresar me quedé en la universidad, después el Plan Sierra rescató los mecanismos de gestión que le dieron origen, entonces regresé como miembro de la junta de directores invitada por don Manuel Arsenio Ureña, trabajaba en la Madre y Maestra, fui como vocal. En el momento que parte siendo presidente don Arturo Grullón, pasé a la presidencia interina hasta que se organizó una asamblea general, en esa nueva directiva me eligieron como vicepresidenta, trabajando con don Alejandro Grullón, que había sido electo presidente. Recuerdo que don Alejandro Grullón pidió una licencia por razones médicas, luego pidió ser destituido, duré 19 meses como presidenta en funciones, hasta que se realizó la asamblea, me quedé también allí, pero como vicepresidenta ejecutiva. Ahora estoy en una posición ejecutiva desde afuera, porque estoy como vicepresidenta ejecutiva del Plan pero como coordinadora de la Comisión Presidencial para el Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del Yaque del Norte”.

8. Labor en PUCMM
Llegué a la universidad después de haber hecho la maestría en la universidad de Harvard, el Plan Sierra me había asignado darle seguimiento a un programa de becas, tuvimos varias experiencias de personas que no regresaron, porque no encontraron una oferta de trabajo tentadora o se enamoraron y decidieron establecer familia. Eso nos causaba mucha frustración, que una persona, luego de lograr una beca de alguna fundación, se perdiera ese talento humano. En mi situación de no querer regresar al Plan Sierra, era porque tenía diferencia con la directiva del momento, al terminar la maestría, tenía contactos muy buenos en el BID en Washington, los contacté, me entrevisté, entonces me aceptaron para dos posibles posiciones en Costa Rica o Panamá. No me sentía cómoda, me decía que iba a hacer lo mismo que había criticado en otros becarios que se habían quedado. Cuando recibí una llamada de monseñor Agripino Núñez, estaba en la casa de mi hermana que vivía en Boston, para mí fue una sorpresa, no tenía idea de que sabía en qué estaba, mucho menos dónde podía localizarme, recuerdo que me dijo que sabía que me había graduado, me preguntó qué planes tenía, le contesté que tenía dos opciones de trabajo, me dijo no hiciera ningún compromiso, que quería hablar conmigo, eso fue para mí muy valioso, vine, hablamos y comencé a trabajar aquí, recuerdo que en ese momento monseñor me pidió que organizara una oficina de Desarrollo y Captación de Fondos Estudiantiles, pero cuando tenía dos años y medio en esa labor me designaron vicerrectora de Administración y Finanzas, me quedé en esa posición por 22 años. De nuevo para mí no fue un trabajo, aprendí muchísimo estar cerca de monseñor Agripino Núñez, he aprendido de una manera extraordinaria de su liderazgo, se transformó el campus, me tocó llegar en un momento que, por razones económicas en la década perdida de los 90 fue muy duro la crisis económica de toda América Latina, entonces se da la coincidencia de que la universidad había decidido retomar una especie de relanzamiento, tanto en la infraestructura de los laboratorios, los edificios, en la búsqueda de fondos, me tocó ser parte de ese proceso, a la verdad que en esos años el campus se transformó, se duplicaron las edificaciones, los laboratorios, se rescató la jardinería, el bosque, me tocó compartir con mis directores académicos que son personas que han aportado mucho al proceso educativo de la República Dominicana.

9. Crédito educativo
Una de las experiencias que más valoro es que en la universidad se rescató el crédito educativo. Yo estudié con crédito educativo, pero por la misma razón del problema de la década de crisis, había bajado, en el proceso de relanzamiento de la universidad se logró relanzar el programa de crédito educativo, uno de los grandes aportes de esta Madre y Maestra al país, lograr que miles de dominicanos y también extranjeros, porque se le daba préstamo también a estudiantes haitianos, pudieran cursar una carrera de excelencia en la que para mí sigue siendo la mejor universidad de República Dominicana con un crédito educativo”.

10. Satisfacción
He tenido el privilegio de tener tantos días hermosos, de mucho trabajo, pero también de logros, cada vez que veo un bosque me siento feliz y digo caramba, qué bueno que tuve la oportunidad de participar. Aprendí que el equilibrio del planeta depende de la posibilidad de que los recursos agua, suelo y aire puedan funcionar, se pueda mantener ese equilibrio. Un árbol es un almacenador de agua, está constantemente limpiando el ambiente, un árbol está consumiendo anhídrido carbónico y dando oxígeno, el árbol sostiene el suelo, evita la erosión, es un dador extraordinario. El árbol es una evidencia de la creación de Dios”.

Fondos en las universidades

Mi rol en la Fundación Madre y Maestra, que preside Monseñor Núñez Collado es ver cómo logramos potenciar el activo más importante de la universidad que son los egresados. Desde que llegué a la universidad comencé con eso y la Madre y Maestra tiene un fondo patrimonial, lo maneja la fundación, pero todo lo que el fondo genera, que todavía es modesto, tiene un solo destino y así lo establecen los estatutos: entregar recursos a la universidad para que construya, equipe laboratorios, contrate cada vez mejores profesores, entre otros beneficios. El gran reto es crear una cultura de que el egresado devuelva.

En Europa en países como Finlandia y Suecia las universidades siguen siendo gratuitas, pero cada vez más hay que competir con esos fondos. Llegar desarrollar fondos patrimoniales para poder tener matrícula barata al estudiante es necesario, no para Madre y Maestra, sino para toda la educación superior del país, porque la educación superior buena es cara y su tendencia no puede ser barata, una buena universidad necesita contar con plataforma de laboratorios de tecnología de punta, un docente mal pagado no va a ser bueno, y no podrá competir con las mejores empresas, entonces la educación superior de calidad no tiene otro destino que no sea encarecer.

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